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domingo, 17 de diciembre de 2006

Estudio 1. Sobre el estado de los muertos


Revisión 15-12-06


Carlos Aracil Orts


Antes de pasar a tratar el tema de la condenación eterna, del infierno o del estado de los muertos, me gustaría dejar sentado que no me mueve ningún afán de entrar en polémica.

Al estudiar este tema he intentado estar abierto a toda verdad que se desprenda de la Biblia, única norma de la fe, sin dejarme influir por prejuicios o por la doctrina tan arraigada en la Cristiandad de que el alma es inmortal. Creo que hay mucho que investigar y descubrir en las Sagradas Escrituras todavía. La verdad no es exclusiva de ninguna religión o iglesia. Ninguna iglesia tiene toda la verdad. Todas las religiones tienen parte de la verdad, mezclada, frecuentemente, con algunos errores. Por tanto, antes de incluir una nueva o diferente doctrina en nuestra lista de creencias fundamentales debemos asegurarnos de que la Biblia respalda suficientemente la misma.

No me dejaré influir negativamente por el solo hecho de que esta doctrina esté respaldada por iglesias como la Adventista del Séptimo Día o la de los Testigos de Jehová, que poseen, probablemente, otras creencias o doctrinas erróneas. Ni permitiré que me provoque un prejuicio que me haga descalificar y rechazar algunas de las creencias y ésta en particular de las iglesias citadas, por el mero hecho de que pertenezcan al credo de las mismas, sin que previamente se haya hecho la correspondiente investigación en profundidad para averiguar si tal doctrina tiene o no el aval de las Sagradas Escrituras.

Voy a abordar el tema citado con toda humildad y amor, con el único deseo de que se descubra la verdad acerca de esta importante doctrina en la que está involucrada la característica fundamental de Dios que es el amor. Empiezo rogando al Señor que nos inspire con su Santo Espíritu, librándonos de todo prejuicio, idea preconcebida, y de toda motivación, que no sea la de darle a Él toda la honra y gloria.

De aquí en adelante, apoyaré la idea del estado inconsciente de los muertos, basándome en la Biblia, por supuesto. Es decir, creo firmemente que el espíritu del hombre cuando muere va a Dios que lo dio, pero no es una entidad consciente que represente vida después de la muerte. La vida después de la muerte no existe hasta que sea impartida por Dios mediante el acontecimiento milagroso llamado resurrección, siendo ésta, una recreación por parte de Dios de la persona muerta.

Distinguiremos entre la resurrección de los justos y la de los injustos. Los primeros resucitarán con un cuerpo glorificado a la semejanza de Cristo. Pablo habla de “cuerpo espiritual” (1 Cor. 15:44). En cuanto al cuerpo que nos será dado en la resurrección, como nos dice Pablo en 1ª Cor. 15:35, no especularemos, nos bastará saber lo revelado. Como indica Pablo en los siguientes textos (véase todo el capítulo 15 de 1ª de Corintios), Dios nos recreará, dándonos la inmortalidad, que ahora no poseemos, en un cuerpo glorioso, celestial, e incorruptible, a semejanza del cuerpo con el que resucitó nuestro Señor Jesucristo.

1ª Corintios 15: 53-55

53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

Es obvio, que los injustos no resucitarán con un cuerpo de iguales características que el de los justos, sino con otro semejante al mortal y corruptible que tenían antes de morir, pues su destino es el fuego eterno. Aquí entendemos, eterno en sus consecuencias, pues la materia no puede arder perpetuamente, ni lo inmaterial o espiritual arde. El sentido es que se trata de una destrucción de la vida mortal de los malvados para siempre. Nunca más volverán a vivir y por tanto a ser conscientes. No sería razonable pensar que Dios resucitase a los justos con un cuerpo inmortal para someterlos a un castigo y tormento por la eternidad. No sería proporcional un castigo que, por una vida limitada a unos pocos años aunque se hubieran “aprovechado” mal cometiendo muchas maldades y crímenes, tuviera una duración eterna.

Reconocemos que la doctrina, que consiste en creer que las personas cuando mueren, aunque su cuerpo, evidentemente, quede en la tumba, su espíritu, que no muere y que se pretende que posee vida consciente propia y autónoma, viaja hasta el cielo donde está Dios, o al infierno donde se supone, irá Satanás, es muy popular y está muy extendida por todo el mundo. Quizá, porque parece muy alentador, liberarse de este cuerpo “de muerte”, como diría San Pablo, y ascender inmediatamente al cielo para vivir una vida gloriosa con Dios. Parece muy consolador, pensar que nuestros seres más queridos están con Dios, y que pueden aun comunicarse con nosotros, o interceder como en el catolicismo. Millones de católicos, evangélicos, y hasta musulmanes creen en esta doctrina. La iglesia Católica, además enseña que existe un lugar intermedio, que no es el infierno, ni tampoco el cielo, donde las almas van para purificarse un cierto tiempo, y ser preparadas para la posterior entrada definitiva en el cielo.

Esta doctrina del alma o del espíritu inmortal con vida consciente, separado del cuerpo, se infiltró en la iglesia cristiana, posiblemente por la influencia de la cultura griega antigua. Filósofos como Platón, enseñaron y defendieron la idea de que el alma humana es inmortal. Platón entendía que el ser humano estaba compuesto de dos partes: una parte física y material que es el cuerpo, y una parte espiritual, invisible, que da vida al cuerpo y que es el alma o el espíritu.

Debemos, pues, desprendernos de la gran influencia ideológica, tradición histórica de la iglesia cristiana, y de todo prejuicio que nos impida analizar fríamente lo que la Palabra de Dios enseña. Empezaremos por estudiar si la Biblia apoya la idea de que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma o cuerpo más espíritu, si la Biblia enseña que espíritu es igual a alma, y si, además, el espíritu o el alma, tienen vida consciente después de la muerte, y si esta vida necesariamente ha de ser inmortal como creen la mayoría de las iglesias.

EL SER HUMANO ES UN ALMA VIVIENTE.

¿Cómo nos dice Génesis que Dios formó al hombre?

Para tratar de comprender lo que es la muerte, debemos analizar primero como formó Dios al ser humano, es decir, en que consiste la vida.

Génesis 2:7

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Es igualmente correcto traducir, como lo hacen otras versiones, la última parte de este texto como sigue:

...y fue el hombre un alma viviente.”

Como así lo confirma San Pablo en 1ª Corintios 15: 45:

45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”

En la creación por Dios del primer ser humano, observamos que el cuerpo del ser humano, la parte física o material, fue formado por Dios del “polvo de la tierra”. Este cuerpo, todavía inanimado, a semejanza, del cuerpo de una persona que acaba de expirar su último aliento, disponía de todos los órganos y sistemas necesarios para iniciar la vida. Sin embargo, no hubo vida en él hasta que Dios insufló o sopló en su nariz “aliento de vida”, la parte inmaterial, es decir, el principio vital, que sólo Dios es capaz de dar.

Pues bien, en mi opinión, esto es el espíritu (griego Pneuma = aliento, espíritu). El espíritu es, pues, ese hálito de Dios, ese poder que sólo el Creador posee, que consiste en dar vida a algo que no la tiene o que está muerto, y que hace que todo el cuerpo se ponga en funcionamiento apareciendo lo que denominamos vida, capaz de sentir y pensar. Por poner un ejemplo muy conocido, el cuerpo humano sin vida se equipararía a una lámpara que dispone de todos los elementos para dar luz (que no esté fundida por supuesto), y que emana luz sólo cuando la corriente eléctrica pasa por ella. La corriente eléctrica o la chispa que enciende la lámpara equivaldría al espíritu, o aliento que da vida al cuerpo inanimado que es la bombilla, y la luz, es el ser viviente, capaz de pensar y sentir, el alma viviente.

El aliento de Dios que produce la vida es una energía que sólo tiene Dios, pero no forma la vida consciente hasta que se une con la parte física, el cuerpo humano. Por tanto, cuando uno muere, lo que ocurre, es que los órganos del cuerpo, ya no son capaces de canalizar la vida que Dios insufló mediante su aliento. Y este aliento o espíritu vuelve a Dios que lo dio como lo que es, sólo una energía, que partió del Creador, y que regresa a Él como el Dador de la vida (Eclesiastés 12:7).

Eclesiastés 12:7

7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”

Cuando el espíritu o el hálito vuelve a Dios que lo dio, la persona, sencillamente, deja de existir, por tanto, no tiene ninguna consciencia de nada, el alma ha muerto, porque ya no dispone del espíritu, y éste pertenece a Dios, y no es una entidad pensante, sino sólo el principio de vida o hálito de Dios. En ningún lugar de la Biblia se prueba que el espíritu del ser humano sea una entidad consciente separada del cuerpo físico.

Salmo 104:29:

Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo,”

Resumiendo:

(Génesis 2:7)

Cuerpo (polvo de la tierra) + espíritu (Aliento de vida) = Ser viviente (alma viviente)


Lo anterior lo habíamos ilustrado con este ejemplo:

Lámpara (parte física) + Energía eléctrica (principio vital) = Luz (Ser viviente)

LAS PALABRAS ALMA Y ESPÍRITU EN LOS IDIOMAS DE LA BIBLIA

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento


Idioma Hebreo

Idioma Griego

Idioma Español

Nephesh

Psijé

Alma

Ruach

Pneuma

Espíritu, aliento de vida

Estas palabras originales de las que proceden alma y espíritu, en la Biblia nunca tienen la connotación de eternidad, como veremos más adelante (Ezequiel 18:4, etc.). Por otro lado, dichas palabras, alma y espíritu, frecuentemente, se refieren a la persona entera, o a la naturaleza emocional o afectiva, intelectual y espiritual del ser humano, donde, a veces, se toma la parte por el todo.

El hombre (Cuerpo + espíritu o aliento de vida) como ser viviente es un alma porque tiene vida. Alma significa vida. Nada por separado es vida. La vida humana no existe sin el cuerpo. Aunque, en cuestiones religiosas, no siempre es posible coincidir con la ciencia, en este caso, parece ser que este concepto coincide con el científico de que el ser humano es una unidad psicosomática (psique =alma, soma = cuerpo). La psique (que viene, claramente, de Psijé) no puede existir sin el cuerpo. No puede formarse y desarrollarse en un cerebro humano sin vida. El aliento de vida, proporciona la vida al cuerpo, pero no es vida consciente en sí mismo. No se trata, pues, del espíritu, como algo que tiene vida en sí mismo, y por tanto, consciencia. Otra cosa son los seres celestiales, como los ángeles, que son espíritus puros, es otra forma de vida que no tiene un cuerpo material como el que conocemos, hasta donde se nos ha revelado, aunque sabemos que son capaces de hacerse ver a los humanos, materializándose en diversas formas.

LOS MUERTOS NADA SABEN NI PUEDEN COMUNICARSE CON LOS VIVOS

¿Hay algún tipo de consciencia después de la muerte en el espíritu o en el alma? o ¿Piensan o sienten, sueñan, tienen algún tipo de vida los que han muerto?

A lo largo de toda la Biblia se desprende el concepto de que no hay vida humana fuera del cuerpo. Hay multitud de textos que equiparan la muerte como un sueño en el sentido de un estado de inconsciencia total, de los cuales, por no extenderme demasiado, citaremos sólo los siguientes:

Eclesiastés 9:5-6

5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Salmo 146: 4

4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.”

Los muertos no piensan, no sienten amor, no sienten nada, están totalmente inconscientes, no pueden, tampoco, intervenir en los asuntos humanos, porque no tienen vida. Su hálito o espíritu fue a Dios, está en la memoria de Dios, pero ese espíritu no es más que energía que pertenece a Dios, y no puede tener conciencia de nada. Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios (Col. 3:3,4, 2ª Timoteo 1:12: “...Y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.).

LA BIBLIA IDENTIFICA A LA MUERTE COMO UN SUEÑO

Juan 11:11-14: Jesús se refiere a Lázaro como que duerme cuando en realidad estaba muerto. A propósito, me pregunto, ¿Estaba el espíritu o alma de Lázaro conscientemente gustando anticipadamente los goces y bienaventuranzas celestiales en compañía de Dios y los santos ángeles? Si así hubiese sido, al ser traído por Cristo de nuevo a la existencia carnal, habría sido un duro golpe para él. Y podría contar grandes cosas, quizá diría que había visto a Dios mismo, o a Moisés o Elías o quizá Enoc. Sin embargo, él, simplemente, despertó a la vida (estaba muerto y Cristo le devolvió la vida), siendo su experiencia o teniendo los mismos conocimientos cuando resucitó que tenía en el último instante cuando expiró, o exhaló su espíritu a Dios.

Una prueba más de que sin el cuerpo no existe la vida para el ser humano, es el hecho de que los citados personajes bíblicos –Moisés, Elías y Enoc- están viviendo en el cielo, con cuerpos semejantes a los que los salvos recibirán en la venida del Señor, Moisés fue resucitado por Dios (Judas 9), Elías y Enoc fueron arrebatados a la manera que lo serán los creyentes vivos cuando Cristo regrese, pero todos viven en el cielo con un cuerpo transformado, no son espíritus puros.

La Biblia no cesa de identificar la muerte con un sueño, como para convencernos de que se trata de un periodo determinado provisional, hasta la venida de Jesús, en el que los que mueren duermen el sueño de la muerte, es decir, dejan de vivir hasta la resurrección, y así lo confirma Pablo en el siguiente texto:

1 Tesalonicences 4:13-17:

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

LA ÚNICA ESPERANZA DE VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE:

LA RESURRECCIÓN.

Si no hubiese esperanza en la resurrección porque Cristo no hubiese resucitado ¿Qué esperanza tendrían de volver a vivir los que durmieron en Cristo?

Pablo contesta en 1 Cor. 15: 18: “Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.” El apóstol expresa con claridad que la única esperanza del ser humano de volver a vivir está en la resurrección.

¿En qué momento volvemos a vivir?

1 Cor. 15:23:”Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de cristo, en su venida.

1 Tesa. 4:15: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

¿Cuándo esperaba recibir Pablo la corona de justicia, en el momento de morir o en la venida del Señor en gloria?

2ª Timoteo 4:6-8

6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. “

Fil. 3:11:

Si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos”

RESPUESTA: EN AQUEL DÍA CUANDO CRISTO VENGA (2ª Timoteo 4:6-8)

La única esperanza de vida después de la muerte para el cristiano es participar en la primera resurrección cuando aparezca Cristo en gloria.

¿Dónde están los seres humanos de todas las edades cuando son llamados por Cristo en su venida? ¿Están en el cielo, en el infierno o en los sepulcros?

¿Cómo es llamada la primera resurrección?

Juan 5: 28-29

28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. “

Daniel 12:2

2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”

Apocalipsis 20:6:

6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”

Obsérvese, que la Palabra de Dios indica claramente que los seres humanos muertos “están en los sepulcros”(Juan 5:28), o “en el polvo de la tierra” (Daniel 12:2). Cristo cuando viene, no los llama al cielo, ni al infierno sino que ellos oyen su voz cuando están en el único sitio que podían estar, es decir, el sepulcro, donde Cristo previamente los “despierta” a vida mediante la resurrección.

Por otro lado, nótese que la primera resurrección es llamada “de vida”, contrastando con la segunda que es para condenación y muerte. Los de la segunda resurrección o sea, los no salvos, están destinados, no a una existencia de suplicio eterno sino claramente, a “la segunda muerte”.

Sólo los que duermen en Cristo son despertados a la vida eterna. Pero el destino de los malvados es la muerte segunda: “8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apoc. 21:8).

LA MUERTE SEGUNDA.

¿Qué es la muerte segunda, y el lago de fuego y azufre (Apoc. 20:6, 20:10, 21:8)?

A la luz de todos los textos bíblicos, no puede ser otra cosa que la destrucción definitiva de la vida.

Apoc. 21:8:

8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda..

Lo contrario de la vida no puede ser otra vida de tormento eterno, sino la muerte, el cese de la existencia para siempre.

El lago de fuego es un lugar en el que son destruidos no solamente Satanás y todos los impíos sino que simbólicamente, también la misma muerte y el Hades (la sepultura o morada de los muertos) dejan de ser una realidad para siempre.

Apoc. 20:14,15:

13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. “

¿Hay alguien, que no haya sido previamente resucitado por Dios, que esté su espíritu solo, sin el cuerpo, viviendo en el cielo?

La Biblia nos habla que David no subió a los cielos, y no conozco que la Biblia relate algún caso de alguien que haya subido al cielo con su espíritu desencarnado, pues ya hemos visto que el espíritu, por si mismo, no tiene consciencia. El evangelio de Mateo 27:52-53, nos habla de una resurrección parcial como primicias de la victoria de Cristo en la cruz. Lo que confirma, una vez más, que siempre el volver a vivir está unido necesariamente con la resurrección del cuerpo, sin él, no hay vuelta a la vida.

Hechos 2:34: “Porque David no subió a los cielos;....”

Se entiende que su alma o espíritu no ha ido al cielo, porque su cuerpo está en la tumba si no ha sido resucitado por Dios. ¿Dónde está David, pues?

Si David no ha ido al cielo según la Biblia, ¿acaso está en el infierno1, en el supuesto, que éste sea un lugar de tormento eterno donde viven conscientemente los espíritus de los muertos?

¿DÓNDE ESTÁN, PUES, LOS MUERTOS SEGÚN LA BIBLIA?

El lugar donde se encuentran los muertos se denomina Seol según el Antiguo Testamento, y no es otra cosa que el sepulcro o sepultura:

Salmo 16:10

Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.”

Salmo 30:9

¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?.”

Y en el Nuevo Testamento el sepulcro o sepultura se denomina Hades:

Hechos 2:27:

Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”

¿Han recibido lo prometido o viven y gozan de felicidad con Dios en el cielo ciertos personajes bíblicos citados en Hebreos 11.

Hebreos 11:39: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”

La Biblia, una y otra vez dice que los muertos van a la sepultura o sepulcro, llamado Seol (que también equivale a infierno) en el A.T. y Hades en el N.T.

¿DICE LA BIBLIA QUE LOS ESPÍRITUS DESENCARNADOS DE LOS MUERTOS HAN IDO A VIVIR AL CIELO O AL INFIERNO?

Esta creencia tan extendida en todo el mundo de que el espíritu del ser humano, tiene vida propia e inmortalidad, y que por tanto puede comunicarse con los que permanecen vivos, es decir, los que viven en el cuerpo, ha provocado el éxito y la extensión del espiritismo, engañando a muchísimas personas que ansiaban comunicarse con un ser querido fallecido. Estas personas han sido engañadas por espíritus de demonios que decían ser los espíritus de sus seres queridos muertos. Por eso la Biblia desenmascara y condena expresamente que se trate de iniciar esos contactos con seres espirituales o sesiones de espiritismo (Isaías 8:19-21, Deut. 18:10-11, Lev. 19:31, 20:27).

A propósito, ya el diablo, en la primera manifestación espiritista que se registra en Génesis 3:4, dijo: “...No moriréis”. El diablo ha sabido, a través de toda la historia del mundo, hacer creer a la mayoría de la humanidad, de que no existe la muerte, que lo que ocurre es que se pasa a una vida superior y mucho mejor en todos los aspectos. Claro, si en esta tierra estoy esclavizado por el cuerpo que constantemente me hace sufrir, y que me limita, en el tiempo y en el espacio, pues mejor será desprenderse del cuerpo cuanto antes e ir al cielo y gozar de plena felicidad con Dios. También, podemos preguntarnos, ¿Cómo se pueden quemar los espíritus de los impíos en el infierno, si el espíritu que es algo inmaterial, por definición, no es susceptible de arder?.

Existen otros textos que hablan de la inconsciencia de los muertos, pero para no extenderme más en este punto sólo los citaré de pasada: Salmo 88:10-12, Salmo 6:5, Salmo 115:17. Isaías 38:18,19, etc.

LA BIBLIA DICE QUE SÓLO HAY UNO INMORTAL: DIOS.

¿Es el alma o espíritu inmortal? ¿Puede morir el alma?

Ezeq. 18:4: “....El alma que pecare, esa morirá”

Los seres humanos obtenemos la vida eterna como un regalo de Dios cuando creemos, pero hasta la resurrección no se materializa o se concede la vida eterna. 2. Tim. 1:10, Rom. 6:23, Juan 6:54, Juan 6:40. “...Yo le resucitaré en el día postrero. Por tanto, muerte que es lo contrario de la vida, no significa muerte del cuerpo, y vida para el espíritu, sino muerte del ser entero, pues ya hemos visto que no hay vida fuera del cuerpo, ni se vuelve a vivir hasta la resurrección.

1ª Timoteo 6:16:

El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.”

La vida y la inmortalidad se obtienen por el evangelio, aceptando a Cristo, como nuestro Salvador personal (2. Tim. 1:10, Juan 6:54, Juan 6:40.).

O bien recibimos el don de la vida eterna o la paga del pecado que es la muerte, la Escritura no da otras opciones (Rom. 6:23).

¿Es el espíritu o alma eterno y consciente, después de la muerte, por creación?

Si el alma es eterna por creación ¿por qué, en 1 Juan 5:12: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al hijo de Dios no tiene la vida”, se da como condición para obtener esta vida eterna la de ser creyente en Jesús? Por esta declaración se afirma claramente que mientras los creyentes alcanzan la vida eterna, los incrédulos, sin embargo, no obtienen ningún tipo de vida.

Si el alma no puede morir, y existe el infierno de tormento eterno sin que nunca se acabe o se destruya la vida ¿Cómo es que Jesús habla de aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno?

Mateo 10:28:

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

Sin duda, Dios puede destruir a los malvados para siempre, zanjar el asunto de la entrada del pecado en el mundo y en el cielo, de una vez por todas, y no recordarlo nunca más, ni nosotros pensar que algún ser querido puede estar consumiéndose por la eternidad en el infierno. La cuestión es, ¿prefiere o quiere Dios que vivan, y sean atormentados por los siglos de los siglos para mayor honra y gloria suya? No es lógico, ni razonable. Me atrevo a decir, ni compatible con el Dios de amor de la Biblia. Por otro lado, la Palabra de Dios da suficientes textos que apoyan la idea que defiendo, de la inconsciencia de los muertos y del concepto del infierno como una destrucción total de la vida, cuerpo, alma y espíritu.

¿ES EL FUEGO DEL CASTIGO DE DIOS, ETERNO EN SU DURACIÓN O EN SUS CONSECUENCIAS?

San Judas 7 afirma que las ciudades de Sodoma y Gomorra sufrieron el castigo del fuego eterno. Aquí sea hace evidente, que el fuego con el que fueron castigadas tales ciudades del A.T, fue eterno en sus consecuencias, pues es obvio que en la actualidad no siguen quemándose. El sentido de este verso como de otros similares es que su destino fue total destrucción, de perpetuas o eternas consecuencias.

San Judas 7

7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.”

Compárese con 2ª Pedro 2:6: “6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente”

CONCLUSIÓN

La Biblia no apoya la vida del espíritu fuera del cuerpo, porque la vida o alma comprende el cuerpo más el espíritu o aliento de Dios. No hay vida después de la muerte hasta la resurrección. La segunda muerte es el final definitivo de la existencia. El infierno es el lugar de destrucción o aniquilación de la vida (Mateo 10:28). La tumba o sepulcro es lo mismo que Seol o Hades, y en cierto sentido también equivale a infierno, pues es el lugar de corrupción, donde el cuerpo se convierte en polvo o cenizas.

El castigo de los malvados será proporcional al mal que hayan cometido y a su grado de responsabilidad. Por supuesto, no tendrá la misma duración o no será el mismo castigo para Satanás y sus ángeles, que para los seres humanos impíos, “y todos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8, 20:14).

El texto de Apocalipsis 20:10: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”, es necesario interpretarlo a la luz de los anteriores pasajes en que se dice que el lago de fuego y azufre representa la muerte segunda, y el periodo indefinido de tormento expresado en “día y noche por los siglos de los siglos”, significa la eternidad de las consecuencias, al tiempo que puede representar, la graduación del tormento que Dios infinitamente juez justo, aplicará de forma proporcional al grado de implicación y responsabilidad en las acciones malvadas de cada cual, de modo que “...Todos los que hacen maldad serán estopa,... y no les dejará ni raíz ni rama. (Malquías 4:1).

Para cualquier comentario dirigirse a Carlos Aracil Orts: carlosorts@gmail.com.

Artículo relacionado: (1) Objeciones al estado de inconsciencia total de los muertos

1 La palabra latina Infernus: Infer = plano inferior al que nosotros vivimos. Nus = nosotros.

Infer-nus = lugar inferior al que nos movemos. Una caverna que se adentre en la tierra, es un infernus. Una tumba excavada en tierra para sepultura, es un infernus.



viernes, 15 de diciembre de 2006

Segunda parte: La ley en la Biblia

Carlos Aracil Orts

Revisión 1 de junio de 2006


Para abordar este estudio trataremos de aclarar lo que significa la ley en la Biblia, porque hay quien cree que cuando la Biblia habla de la Ley se refiere, mayormente, al Decálogo o los diez mandamientos dados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. Dios dio a Israel, junto con los diez mandamientos, leyes para su gobierno, leyes higiénicas y de alimentación, leyes ceremoniales o rituales que se referían a los sacrificios de animales en el culto del santuario terrenal, y que prefiguraban el sacrificio de Cristo como Cordero de Dios, etc. También intentaremos responder a las preguntas: ¿Fue dada la ley para toda la humanidad o sólo para el Israel bíblico? ¿En que momento de la historia se dio la ley? ¿Por qué se promulgó? ¿Hasta cuando estaría vigente?

Para ello, primero de todo, sentaremos las bases de interpretación de este tema a fin de dejar claro lo siguiente:

  1. La Biblia no diferencia entre ley moral y ceremonial. Por ejemplo, el gran mandamiento de la ley, no se encuentra en el Decálogo, sino fuera del mismo. Veamos Deut. 6:5 “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Igualmente, en Levítico 19:18 encontramos otro importante mandamiento que tampoco tiene nada de ceremonial;“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” Existen muchos más textos (aunque por no alargar citaremos unos pocos más: Ex. 22:21,22, 23:4,5, Lev. 19:16, Deut. 16:19) que corroboran que el Decálogo es sólo un breve resumen de muchas leyes morales que Dios dio a Israel, y por tanto, no es posible separarlo del resto de leyes morales, civiles, higiénicas, ceremoniales, etc. porque constituyen una unidad llamada la Ley. (véase en los siguientes textos como se usa el término “Ley” para referirse a varios tipos de leyes: 1 Cor. 14:34; Mat. 12:5; 22:36; Hechos 23:3.)

LOS DIEZ MANDAMIENTOS FORMAN PARTE DEL AMPLIO CONJUNTO DE LA LEY (TORAH) EN QUE SE BASA EL ANTIGUO PACTO.

  1. Alguna personas, cuando encuentran el término ley en la Biblia tienden asociarlo con el Decálogo o Diez mandamientos de la ley de Dios. Sin embargo, cuando la Biblia habla de ley se refiere, la mayoría de las veces, a los cinco libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio cuyo autor se cree que fue Moisés, y se conoce por los judíos como la Torah.

Al Antiguo Testamento que conocemos hoy, se le denominaba “la Ley y los Profetas”. Jesús mismo lo atestigua así en el sermón del monte, cuando dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (La Biblia de Jerusalén dice “la ley y los profetas” para referirse a todo el Antiguo Testamento). También, en el evangelio de San Lucas se cita: La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.”

  1. LA LEY DE MOISÉS ES LA LEY DE JEHOVÁ. La Biblia usa los términos “Ley de Moisés” y “Ley de Dios” indistintamente para referirse a la misma ley. 2. Crónicas 31:3, Josué 23:6: Num. 31:21

"Y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel" (Neh. 8:1). "Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día" (Neh. 8:18). "Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día" (Neh. 9:3). Los capítulos ocho y nueve de Nehemías describen un esfuerzo prolongado de parte de Nehemías y de sus socios de enseñar al pueblo. El pueblo le dijo a Esdras que trajera "el libro de la ley de Moisés" (8:1). El trajo "la ley" delante de la congregación (8:2). Leyó en el libro, y prestó atención el pueblo "al libro de la ley" (8:3), "las palabras de la ley" (8:13). Cada día leyó en "el libro de la ley de Dios" (8:18), "el libro de la ley de Jehová" (9:3).

Toda persona puede ver que estos términos se usan alternativamente; que se refieren al mismo libro o ley. Por lo tanto, no hicieron distinción los autores inspirados entre "ley de Moisés" y "la ley de Jehová". Aun lo escrito por Josué fue escrito en "el libro de la ley de Dios" (Jos. 24:26). Lucas, en un párrafo breve, usa estos términos alternativamente: "Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor) ...Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley... Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret" (Lucas 2:22-39).

Por tanto, nunca se deben separar partes de la ley diciendo que ellas fueron abolidas por Cristo, pues no se pueden abolir partes, ya que todos sabemos que la Ley constituye una unidad.

Podemos entender, pues, que "La Ley de Moisés", son tanto los mandamientos grabados en piedra, como aquellas ordenanzas, leyes y preceptos de todo orden que Dios dio al pueblo de Israel por medio de Moisés.

  1. ¿CON QUIEN HIZO DIOS EL ANTIGUO PACTO Y A QUIEN FUE DADA LA LEY? Solamente al Israel antiguo: Ex. 34:27,28: " (27) Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. (28) Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos". Véase también, 1 Reyes 8:9,21, Heb 9:4 que identifican las tablas de la ley con el antiguo pacto de Dios.

Queda pues claro que la ley fue dada al Israel bíblico en el Sinaí, y a ningún otro pueblo de la tierra. En el libro de Levítico, capítulo 26 y verso 46, dice: "estos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés". Y en 27:34 del mismo libro añade: "Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés, para los hijos de Israel". ¿A qué mandamientos se refiere aquí el escritor? Pues a todo lo que queda escrito atrás de Levítico 27. También, en el encabezamiento del Decálogo se identifica Dios y al pueblo al que da la ley, es decir, al que sacó de Egipto: Éxodo 20:2: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” Y a continuación se registran los diez mandamientos. A este respecto, véase también la repetición de los diez mandamientos en Deuteronomio 5:2-5, 6-21, en los que se ratifica que el Decálogo fue dado sólo para el Israel Bíblico, y el reposo del sábado señala a la esclavitud que este pueblo sufrió en Egipto y a su liberación por Dios.

NO FUE HECHO EL PACTO CON LOS PADRES.

No con los patriarcas ni con los que salieron de Egipto, sino con los que nacieron durante la travesía del desierto: Deut. 5:1-3: "(1) Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra. (2) Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. (3) No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos".

RELACIÓN ENTRE LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y EL PACTO ANTIGUO

El decálogo es llamado el pacto. Ex. 34:28, Deut. 4:13, Deut. 9:9-11. Dios hizo este Pacto en Horeb (Sinaí).

¿Cuál fue el Antiguo Pacto hecho por Dios con Israel, por medio de Moisés?

Gál 4:21-31, 5:13,14: (21) Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?(22) Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. (24) Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. (31) De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.”

(5:13) Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. (14) porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El Antiguo Pacto es el del monte Sinaí y está simbolizado por Agar. Los creyentes del Nuevo Pacto, somos hijos de la promesa, hijos de Cristo, no de la esclava, por tanto, nunca se ha podido aplicar esta ley a los gentiles ni a los cristianos.

  1. ¿En que momento de la historia se dio la Ley? ¿Por qué se promulgó? y ¿hasta cuando estaría vigente para el pueblo judío, puesto que nunca fue dada a los gentiles?

La Ley fue dada cuatrocientos treinta años después, de la promesa dada a Abraham sobre la simiente (Cristo) para que en Él (Gál. 3:14-19) “(14)...La bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”.. (19)... Fue añadida a causa de las transgresiones,” ¿Hasta cuando? “Hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa;...”

Dios no puso aquel pacto con sus leyes, con propósitos de que fuese un pacto permanente y eterno, sino que lo introdujo como añadido a una promesa anterior y para que le sirviese de instrumento hasta que viniese Cristo.

Resumiendo: desde el punto de vista bíblico no existen dos leyes (la ley moral y la ley ceremonial), sino que la Ley es considerada como un todo indivisible sobre el que se asentaba el antiguo Pacto que Dios hizo con Israel. El Decálogo no es una ley diferenciada del resto del corpus legislativo judío, sino que es precisamente el resumen o síntesis de todo ese corpus, identificándose, el mismo, en numerosas ocasiones, con el pacto mismo.

Los Diez mandamientos son el resumen de la Ley o Torah, por tanto el Decálogo encuentra su desarrollo en el resto de la legislación israelita. El Decálogo es inseparable del Antiguo Pacto. Deut. 4:13 :”Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. Por tanto, aquellos que separan la ley en moral y ceremonial, no se ajustan a lo que la Biblia enseña.

DIOS, EN EL ANTIGUO TESTAMENTO, ANUNCIA, EXPRESAMENTE, EL NUEVO PACTO Y DICE QUE NO SERÍA COMO EL ANTIGUO. "He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto" (Jer. 31:31,32). No hay distinción entre la ley de Dios y la de Moisés, como con anterioridad hemos visto. La ley de Dios es, pues, el pacto de Dios con Israel. En la cita anterior Jehová hace contraste entre el pacto que haría en el futuro y el que había hecho con anterioridad, y muestra que el nuevo tomaría el lugar del que fue hecho con Israel. Léanse los capítulos ocho, nueve, y diez de Hebreos, y véase que Dios ha hecho un nuevo pacto. Este pacto nuevo es distinto al viejo.

JESÚS MEDIADOR DE UN NUEVO Y MEJOR PACTO.

Hebreos 8: 6, 7, 13: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. (7) Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar par el segundo. (13) Al decir: Nuevo Pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

MINISTERIO DE CONDENACIÓN VERSUS MINISTERIO DE JUSTIFICACIÓN

(A continuación insertamos partes del libro El Cristiano y La Ley, de Domingo Fernández Suárez)

(2 Cor. 3: 6-14)

“Vamos ahora a hacer referencia a otro pasaje, uno de los más claros en este sentido; me refiero a 2ª Corintios 3:3-13, donde nos dice que la ley abolida incluye el decálogo y que en este pasaje se tomó el decálogo como resumen representativo de toda la ley, lo cual está de acuerdo con el criterio que mantenemos, de que toda la ley es una ampliación del "decálogo".

“En el verso tres, del pasaje anteriormente citado, tenemos un contraste entre las "tablas de piedra" del Sinaí y los corazones de los hombres, donde la ley de Cristo es ahora grabada. En el verso seis y siguientes, leemos: "El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria...(8) ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? (9) Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. (11) Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. (13)... para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido". (2ª Cor. 3: 3-13).

Aquí Pablo no pudo hablar más claro, pues sin duda se está refiriendo a las tablas de piedra, de esas tablas que fueron escritas con el "dedo de Dios". "Y si el ministerio de muerte en letras grabado en piedras". “Que esto se refiere a las dos tablas de la ley nadie lo puede negar. Sólo los diez mandamientos fueron escritos en piedra. Para Pablo todo el ministerio de la ley estaba justamente representado en las dos tablas del pacto de la ley escritas por Dios.”

“¿Cómo le llama Pablo al ministerio de la ley?, "Ministerio de muerte". "Ministerio de condenación". ¿Qué había de pasar con este ministerio de muerte y condenación? Había de perecer (verso 11). Había de ser abolido (verso 13). ¿Qué había de ocupar el lugar de ésta ley? "El ministerio del espíritu" y "El ministerio de justicia". “

No debemos dejar que nos ocurra como al pueblo de Israel que: “...el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado" (2ª Cor. 3:14).

Los textos paulinos que hablan del fin de la ley están en armonía con la creencia expresada en el epígrafe anterior, se refieren a toda la ley puesto que, como ya se ha demostrado, ésta no puede, de ninguna manera ser dividida en Moral y Ceremonial o ritual, sino que forma una unidad y por tanto un conjunto indivisible.

En el texto de Pablo de Rom. 10:4. Que dice “El fin de la Ley es Cristo para justicia a todo aquel que cree”, la palabra fin (telos en griego) alude tanto a una finalidad u objetivo como a un fin en el sentido de terminación. En el sentido de finalidad u objetivo: “la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe, pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo...”Gál. 3:24-25, Gál 4:1-10.

Por otro lado, todo el sistema llamado Ley, base del Antiguo Pacto (que incluye el Decálogo) termina, finaliza y se cumple con la muerte de Cristo en la cruz: Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Col 2:14). (veáse también 2 Cor. 3:3-17). Por lo que, en cualquier caso (objetivo o terminación), la Ley concluye en Cristo.

Como no podía ser de otra manera, las palabras de Pablo están en armonía, y concuerdan en todas las declaraciones que hace en sus otras cartas:

Efesios 2:15:aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas..”

En todas, se está aboliendo toda La Ley puesto que es una unidad, y no se puede hacer una división artificiosa (en Moral y Ceremonial) que no está apoyada en la Biblia.

“Si la ley viviera con Cristo, sería necesario para la salvación, que con la fe estuviera el cumplimiento de la ley (exactamente el punto de vista de los judaizantes y de los adventistas). Mas siendo el cristiano muerto en Cristo para la ley, basta la fe para la justificación, y basta la justificación para la salvación.”

“Veamos que dice Pablo en Gálatas 2:19, 20.: "Porque yo por la ley soy muerto a la ley, para vivir a Dios". Y "con Cristo estoy juntamente crucificado". Por eso Pablo expresa en Romanos 6:14, “El pecado no se enseñoreará de vosotros”. ¿Por qué es posible esto? Porque “no estáis bajo la ley sino bajo la gracia”.”

“La ley no puede exigir ninguna cosa más allá de la muerte. La ley condena y exige la muerte. Por tanto el que muere cumple la ley, y por tanto es libre de ella. Pablo dice en Ro. 7:1-6:

"(1) ¿Ignoráis, hermanos, (pues hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive"? Ahora Pablo pasa a ilustrarlo tomando como ejemplo el matrimonio. (2) "Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido; (3)... de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adultera". Ahora viene la aplicación que Pablo da a su argumento, y ésta es que, así como por la muerte del marido la mujer quedó libre de la ley, (4) "así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo...".

“Por la muerte del marido la mujer queda libre de la ley del matrimonio y por la muerte de Cristo en la cruz, el hombre de fe en Cristo queda muerto a la ley, porque "con Cristo estoy juntamente crucificado..." y ahora "...vive Cristo en mí..." (Gál 2:20). Por eso Pablo dice: "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos..." Ro. 7:6.

“En Gálatas 4:4, dice: "...Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, y nacido bajo la ley,". ¿De qué ley fue hecho súbdito Cristo? ¿No es lógico admitir que Cristo fue hecho súbdito de toda la ley? Al parecer, con esto están de acuerdo la mayoría de los comentadores. ¿Para qué se hizo Cristo súbdito a la ley? La respuesta viene en el verso cinco del pasaje citado: (5)"Para que redimiese a los que estaban bajo la ley". ¿Bajo qué ley? ¿De la ley ritual?. Pero, ¿por qué le hemos de dar al término ley, un alcance general en el verso cuatro, y limitado en el cinco, cuando ambos presentan las mismas características? Hacer otra cosa implicaría una interpretación caprichosa. El término ley tiene el mismo sentido en ambos versículos. Cristo fue obediente y cumplió la ley, pero toda la ley, y él se hizo súbdito a la ley para redimirnos, librarnos de la ley, de toda la ley. “

“Un comentarista dice al respecto, que Cristo liberó "al judío de la ley de Moisés y al gentil de la ley escrita en sus conciencias". (Romanos 2:14). Por esto es que Pablo pudo escribir que él ya no estaba sujeto a la ley (1ª Corintios 9:20). Quiere decir a la ley del Sinaí, pues ahora tenía algo mejor, "la ley de Cristo".

“Creo, por tanto, que la ley está abrogada para el creyente que ha confiado en Cristo y que ha sido regenerado por el Espíritu Santo. Pero para el pecador que no ha muerto en Cristo está bajo los principios morales eternos grabados por Dios en las conciencias y corazón de todo ser humano; porque la verdad es que Cristo, como representante de toda la raza humana cumplió la ley, toda la ley. La ley pedía la muerte de toda criatura y Cristo murió, el Justo por los injustos. Cristo al someterse como sustituto a las justas demandas de la ley, vindicó ésta y de hecho, por medio de la muerte coloca a los que en él creen, completamente fuera de la jurisdicción de la ley. “

“Ahora bien, el que no sea convertido, regenerado, no puede afirmar ni atenerse a esto. Si es judío sigue bajo los truenos del Sinaí y si no lo es, está bajo las acusaciones de la ley escrita en su conciencia. (Ro. 2:15)”

“Solamente el que ha muerto al pecado y vive en Cristo, es el que está completamente libre de la ley. Al inconverso la ley moral le muestra que está perdido; pero el convertido no se guía por la ley y guarda de los mandamientos. Para el convertido la ley está muerta y él muerto para ella, en la muerte de Cristo en la cruz. (Romanos 7:6).”

Creo, como dice Pablo en 1 Tim. 1:9-10, “que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, (10) para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,”

¿Qué ley tienen los gentiles? Rom. 2:14-15;“(14) porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, (15) mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,”

¿Ha existido siempre una ley moral para todos los seres humanos?

Respondo: Si, “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado” (Ro 5:12). Pero la Ley de Moisés o del Sinaí nunca fue dada a los gentiles, sino “la ley escrita en sus corazones” Ro. 2:15

¿Estamos sin Ley los creyentes del Nuevo Pacto?

Estamos bajo la Ley de Cristo. No en tablas de piedra sino puesta en nuestra corazones por la gracia de Dios, al morir y nacer en Cristo Jesús, somos adoptados hijos de Dios. Como prometió Dios en Jeremías 31:31-34: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré NUEVO PACTO ... (32) No como el pacto que hice con sus padres...33...Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón...”

Creo que “...El que ha muerto en Cristo ha sido justificado del pecado” (Ro. 6:7)

(7:6) “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

(6:14) “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia. “

No tenemos que cumplirla para ser salvos, pero creo como dice Pablo en 1 Cor. 9:20-21 que no estamos sujetos a la ley, sin embargo “[..] No estando yo sin ley de Dios, sino bajo la Ley de Cristo [...], la cual ley según Gálatas 6:2 consiste en “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Veáse también Gál. 5:13-14.

Quizá nos preguntemos pero ¿Cual es La Ley de Cristo? ¿Es acaso el mismo Decálogo formado por leyes negativas que era posible cumplirlas aunque fuese de una forma externa pues no podían ir más allá de la letra y que no decían nada de amar a los enemigos y de bendecir a los que os maldicen?

Creo con Pablo lo que expresa en Gálatas 5:13-14,23: “...Hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. (14) porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (23) Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

“Sin duda podemos afirmar que la ley de Cristo es superior a la ley de Moisés. A veces donde Moisés autoriza una cosa, Cristo la prohíbe, y cuando Moisés condena el hecho consumado, Cristo condena el hecho en el propósito, o sea, el pensamiento. Esto forma parte del propósito de Dios al anunciar "un nuevo pacto" y asegurar que no sería como "el antiguo". En un sentido, toda la moral del Antiguo Testamento la resumió Cristo en estas palabras: (Mateo 7:12) "Todas las cosas que quisiereis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas" es decir, todo el Antiguo Testamento

“Dijo Jesús: "(Mateo 5:33) Habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Mas yo os digo: No juréis de ninguna manera". (5:38-39) Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Mas yo os digo: No resistáis al que es malo...(5:43) Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. (5:44) Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". "(5:21) Oísteis que fue dicho: No matarás.... (22) Mas yo os digo que cualquiera que se enojare con su hermano, será culpado del juicio y cualquiera que dijere a su hermano fatuo, será culpado del infierno de fuego. (27) Oísteis que fue dicho no adulterarás: (28) Mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró... en su corazón". “

“Las cosas que habían sido dichas a los antiguos, eran los preceptos morales de la ley de Moisés, al menos en este caso, Jesús se refiere a ellos. Pero Cristo empieza por afirmar que aquellas lecciones de Moisés ahora van a ser sustituidas por otras. O en otras palabras, Cristo llevó la moral de la Ley a un plano mucho más elevado y a una región mucho más lejana y profunda. Moisés condenaba los pecados cuando se habían cometido, pero Cristo los condena desde que se conciben allá dentro, en la región de los pensamientos, sentimientos y deseos. “

“Con razón se ha dicho que "el sermón del Monte forma el punto de transición de la ley al evangelio". Cuando un judío cometía el pecado del adulterio, la ley no estaba quebrantada hasta que el acto estaba consumado. Pero el cristiano que ha llegado a ser templo del Espíritu Santo, desde que los pensamientos son concebidos en él, hay una ley, no escrita en piedras, sino escrita en el corazón, que le impele hacia atrás, que le constriñe a arrepentirse de haber pensado tal cosa; pero lo que le dice al cristiano es: ¡Detén tu pensamiento y tu acción!, No es una letra muerta, sino un poder que lo impulsa en dirección contraria al pecado, que lo ayuda y lo guarda. Es Dios mismo morando en el creyente en Cristo. Para un judío era lo más natural odiar y aborrecer a sus enemigos, y al hacerlo así estaban cumpliendo con la ley de Moisés, pero el hijo de Dios, que por la fe en Cristo ha llegado a serlo, no debe, no puede odiar, porque la ley de Cristo le ordena amar a sus enemigos. Las leyes de Moisés tendían a preservar a un pueblo de la idolatría y el pecado, en medio de todos los pueblos de la tierra. Dios a veces utilizó este pueblo para castigar el pecado de otros pueblos. Ejemplo: Cuando Dios llamó a Abrahán y le dijo: te voy a dar la tierra de Canaán a ti y a tus descendientes; pero todavía no será ahora, aun faltan cuatrocientos años para que la maldad de los moradores de Canaán llegue al límite, entonces tus descendientes los destruirán y poseerán la tierra. (Génesis, 15:16) “

“De esta manera, vemos como Israel era un azote en las manos de Dios para castigar el pecado de ciertas naciones totalmente corrompidas y degeneradas. Por otra parte, Israel estaba bajo "una ley de fuego", y cuando no la cumplían, o cuando alguno quería extraviar al pueblo, la ley ordenaba que el tal debía de morir. Porque así se evitaba un mal mayor. Así que, el mandamiento que decía "no matarás", tenía sus excepciones, porque había veces que la misma Ley que Dios les había dado les ordenaba matar. “

“Pero en el Nuevo Testamento, estamos bajo otra dispensación, bajo la época de la Gracia para todos los seres de la tierra. Hay muchos que encuentran dificultad para entender el Cáp. 5 de Mateo, y conciliarlo con la ley de Moisés. No se pueden poner de acuerdo. Sin embargo, no hay contradicción. Dios creyó conveniente y oportuno ordenarle a Israel que aborreciese a sus enemigos, para de esta manera preservar la unidad y pureza de la raza y preparar el camino para la venida de Cristo, y cuando los planes de Dios se realizaron, él creyó conveniente, al cambiar la dispensación de la ley a la gracia, cambiar también la ley (Hebreos 7:12), y lo hizo. “

“Creo que puedo ilustrar lo anterior así: Abrahán y David tuvieron más de una mujer. ¿Se lo reprochó Dios? Sin embargo, en la actualidad a todo hombre le está prohibido tener más de una esposa y a toda mujer tener más de un marido. Pues lo mismo pasa con otras cosas. Dios a veces dio órdenes a los israelitas para que hiciesen la guerra a otros pueblos, y para que exterminasen a sus moradores. Las enseñanzas de Cristo, no sólo parecen ser contrarias a la guerra, sino que condenan hasta el odio a los enemigos. Hay personas que dicen que si el Dios del Antiguo Testamento apoyaba la guerra, ¿cómo puede ser que el Nuevo Testamento esté en contra, siendo que es el mismo Dios? Pero Dios en el Antiguo Testamento trataba con los hombres desde el punto de vista de la ley, mientras que en el Nuevo Testamento, siendo el mismo Dios, trata a la humanidad desde el punto de vista de la gracia.” (del libro “El Cristiano y La Ley”, de Domingo Fernández Suárez)

¿LA SALVACIÓN VIENE POR CUMPLIR Y HACER LAS OBRAS DE LA LEY?

Romanos 3:20, 28: 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

Gálatas 3:10-14: “10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”

¿VIVE EL CRISTIANO SIN LEY MORAL ALGUNA?

El cristiano no está bajo la ley del Antiguo Pacto, sino bajo la ley de Cristo: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos: a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; (21) a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 1 Cor. 9:20-21. Gálatas 5:14, 6:2, 2:16-21, 3:10-11-13.

EL CRISTIANO NO VIVE BAJO LA LEY MORAL EXTERNA.

Para el cristiano la ley de Dios no es algo externo que está en tablas de piedra ni en una lista de 10 puntos en un papel, que necesita no olvidar y analizar cada día para comprobar cuantos puntos cumple, y cuantos no. El tratar de dar cumplimiento a cada punto de una ley externa conduce al legalismo, y puede conducir a convertirse en fríos y calculadores legalistas que llegan a creer, con cierto “orgullo espiritual” de que, al menos, formalmente, guardan todo lo que Dios demanda en esos diez mandamientos. Un ejemplo de legalismo o fariseísmo lo encontramos en el evangelio de Lucas 18:9: “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: (10) Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. (11) El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; (12) ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. (13) Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. (14) Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.”.

EL CRISTIANO TIENE LA LEY DE DIOS EN SU INTERIOR

"He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. (33) Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y ellos me será por pueblo. (34) Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jevová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado." (Jer. 31:31-34).

El cristiano debe tener claro que no puede tratar de ser salvo guardando la ley de Dios, Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” Romanos 3:20.

Los creyentes no estamos bajo la ley como un pacto de obras, ni como una obligación legal para justificarse. No estamos bajo su condenación ni su maldición.

Escribir la ley en el corazón y la mente, no significa interiorizarlas ni espiritualizar la ley, sino perfeccionar el carácter de uno hasta reflejar el de nuestro Redentor. Cristo es nuestro modelo moral, no la ley. Por tanto, aunque hemos sido declarados justos al creer que se nos imputa sus méritos, su obediencia perfecta a la ley, no debemos estar violando a sabiendas, ningún precepto de la ley de Dios. Romanos 2:13,31, 7:12: “13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” 31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.” 7:12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.”

Una vez justificados en Cristo ¿Cómo se consigue ser hacedor de la ley?

Gálatas 2:16-21:16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 17 Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. 18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. 19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Luego, como Cristo no es ministro de pecado, si peco a sabiendas transgresor me hago, y sólo hay un camino para conseguir lo que Dios desea de nosotros y es “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

A MODO DE RESUMEN Y CONCLUSIÓN

En resumen y concluyendo, el Pentateuco, que son los cinco libros de Moisés, Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, forman la ley. La Biblia no distingue entre dos leyes, Moral y Ceremonial (Mateo 22:35-40), Levítico 19). El libro de la ley que se puso al lado del arca contenía tanto la ley moral como la ceremonial y otras leyes (Deut. 27, Gál. 3:10). La ley dada por Dios al pueblo de Israel en el Antiguo Pacto, no se aplica a los cristianos, porque se abolió en la cruz (Efesios 2:15, Colosenses 2:14-17, Romanos 10:4, Gálatas 3:19, 24, 2ª Corintios 3:3-14, etc). Con el Nuevo Pacto desaparece el Antiguo, y con él quedan abolidas las tablas de la ley del Pacto Antiguo (Hebreos 8: 6-13, Deut. 9:9, Éxodo 34:27,28). Sin embargo, los cristianos no estamos sin ley. La ley que rige para los cristianos es la que se reconoce y se confirma en el Nuevo Pacto en Cristo, y se refiere a todas las enseñanzas contenidas en el mismo. Seremos juzgados por las palabras de Jesús (Juan 12:48, Rom. 2:16, Gál 6:2). La cual es la ley de Cristo cuyo cumplimiento es el amor a Dios y al prójimo. Esta ley es la misma ley de amor que Dios implantó en el principio de la creación en los seres humanos, y cuyos nueve mandamientos se reiteran a través del Nuevo Testamento, como podemos ver en el siguiente cuadro:

ANTIGUO TESTAMENTO NUEVO TESTAMENTO

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éx. 20: 3

1. Os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar. Hech. 14: 15, Gál 4:8, Ro. 1:23ss

2. No te harás imágenes. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. Éx. 20: 4, 5

2. Hijitos, guardaos de los ídolos. I Juan 5: 21, 1 Cor. 8:4, 10:19

3. No tomarás el nombre de Dios en vano. Éx. 20: 7

3. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento. Santiago 5: 12

4. Acuérdate del día de sábado, para santificarlo. Éx. 20: 8

4. No hay mandamiento en todo el Nuevo Testamento para que se guarde el sábado.

5. Honra a tu padre y a tu madre. Éx. 20: 12

5. Hijitos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Efe. 6: 1

6. No matarás. Éx. 20: 13

6. No matarás. Rom. 13: 9

7. No cometerás adulterio. Éx. 20: 14

7. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros... heredarán el reino de Dios. I cor. 6: 9-10

8. No hurtarás. Éx. 20: 15

8. El que hurtaba, no hurte más. Efe. 4: 28

9. No hablarás falso testimonio. Éx. 20: 16.

9. No mintáis. Col. 3: 9

10. No codiciarás. Éx. 20: 17

10. Pero la codicia, ni aún se nombre entre vosotros. Efe. 5: 3

En ningún sitio del Nuevo Testamento se da el mandamiento de guardar el día sábado como día obligatorio de reposo para Dios, por el contrario, se afirma expresamente que dicha institución sabática ya no está vigente y se ha cumplido en Cristo. Como cristiano, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, yo guardo y obedezco la ley moral no porque está en el Decálogo, sino porque está en el Nuevo Testamento. El sábado es una ley ceremonial en sí misma y por su naturaleza. La ley moral, sin embargo tiene que ver con la conciencia, y no necesita revelación escrita, pues está grabada en las conciencias de todos los seres humanos. Así pues los cristianos tenemos todos los mandamientos del Nuevo Testamento, o sea las palabras de Jesús y de los apóstoles (1 Cor. 14:37, 2ª Pedro 3:2).

El ser humano debe reconocer la propia incapacidad de cumplir la ley de Dios, es decir, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Por tanto, ésta debe ser la primera condición para acogerse a la salvación y la gracia que vienen por medio de Jesucristo. Sin Jesús nada podemos hacer (Juan 15:5: “5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”)

Los seres humanos sin Cristo somos siervos del pecado (Rom. 6:16-18: “16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”)

¿De qué sirve la ley?

La función de la ley es doble. Por un lado, nos proporciona la conciencia de pecado en nosotros (Romanos 3:20: “20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” Por otra parte, al ser conscientes de nuestra impotencia para cumplir la ley, nos conduce a Cristo (Gálatas 3:24: “24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.Además, “la ley fue añadida a causa de las transgresiones” (Gálatas 3:19: 19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; [la simiente es Cristo] y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.”)

¿Está el Cristiano libre de cumplir la ley?

El cristiano está libre de la autoridad y de la imposición de la ley, porque no está bajo la ley sino bajo la gracia (Romanos 6:14 “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”). Esto quiere decir que rechazamos obrar mal no porque esté prohibido, o exista una ley o evangelio externo que nos obligue a ello, sino porque el amor de Cristo está grabado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos da poder para no transgredir la ley de amor. El que evita hacer mal por la imposición de los mandamientos considerados como un código de leyes que regulan su vida desde el exterior, el tal no es libre. Donde gobierna “el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Cor. 3:17).

El amor no es una norma exterior de conducta, sino una fuerza interior dada por el Espíritu Santo. El evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;...” La vida del cristiano se fundamenta en la gracia y el amor proporcionados por el Evangelio de Jesús (Gálatas 5:14: “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple; Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Romanos 13: 8-10). La posición del hombre nuevo en Cristo ante la ley fue ya prometida y anunciada en el Antiguo Testamento ( Ezequiel 36:26,27: “26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.)

La ley no ha sido instituida para los justos, sino para los pecadores (1 Timoteo 1:8-11: “8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.”)

Luego, el cristiano está libre de la ley, en cuanto sigue la ley de amor en Cristo, y renuncia a sus egoísmos, no empleando esa libertad para satisfacer los deseos de la carne (Romanos 6:6-8, 12-13, 7:6: “6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” 7:6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

Entonces, hagamos como San Pablo si queremos ser verdaderamente libres: (Gálatas 2:19-21: “19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.”)

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