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domingo, 18 de noviembre de 2007

Cuando Jesucristo murió, ¿fue su espíritu al Hades a predicar a los espíritus encarcelados de los días de Noé?

Versión 18-11-07*

Carlos Aracil Orts

1. Introducción

La cuestión que plantea el título de este estudio se deriva de una de las varias interpretaciones que, tradicionalmente, gran parte de la cristiandad, ha sostenido y creído respecto al pasaje de la primera epístola del apóstol Pedro en el capítulo 3 y versículo19 del Nuevo Testamento.

1ª Pedro 3:18-20:

“(18) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; (19) en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, (20) los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”

La interpretación correcta del significado de cualquier texto bíblico, requiere que nunca se estudie separadamente de su contexto inmediato, cercano y del más amplio que corresponde al de la Biblia entera. Además, será necesario comparar el significado posible de las palabras clave, con el que evidencien las mismas palabras en otros pasajes y contextos de las Sagradas Escrituras.

Un principio irrefutable es que la Biblia no puede ser contradictoria en sus enseñanza doctrinales, porque es la Palabra de Dios escrita por los santos hombres de Dios inspirados por el Espíritu Santo (2ª Pedro 1:19-21). Somos las personas, con nuestra parcialidad y prejuicios los que tratamos de hacer que la Biblia respalde las doctrinas partidarias que son de nuestra preferencia. Por tanto, analizaremos siempre todo, tratando de despojarnos de toda idea o experiencia preconcebida, y atendiendo siempre al sentido literal o simbólico de los textos y de las palabras, según dimane del contexto o de otros textos que puedan aclarar o alumbrar desde otras perspectivas y entornos.

En primer lugar, vamos a analizar que información objetiva se desprende del texto clave de 1ª Pedro 3:19, es decir, quiénes son los actores que aparecen en la escena descrita en el verso citado.

En segundo lugar, imprescindiblemente, necesitamos recurrir al contexto inmediato, para poder situar la acción en el tiempo y en el espacio.

En tercer lugar, estudiaremos el significado que las palabras claves, del texto en cuestión y del contexto, tienen en toda la Biblia, y en otros versículos similares que puedan dar luz al tema que estudiamos.

2. Qué dice literal y exactamente el texto de 1ª Pedro 1:19

“(19) en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados”

¿Cuál es el sujeto o protagonista de la acción de ir y predicar?

Puesto que la frase que empieza el versículo 19 es “en el cual”, precisamos, pues, recurrir al versículo anterior (18) para conocer a que se refiere el pronombre relativo “cual” que como se sabe se emplea en lugar del nombre al que sustituye, para evitar repeticiones insulsas, y sin olvidarnos de la preposición “en”.

No encuentro ninguna dificultad en encontrar el actor principal de esta acción, se trata de “Cristo en espíritu”. ¿Por qué afirmamos esto? Porque el pronombre relativo “cual” está sustituyendo al nombre “espíritu”. Luego, la frase de este verso 19, se puede también escribir correctamente “en el espíritu también fue y predicó a los espíritus encarcelados”

Ahora, tenemos que preguntarnos ¿De quién es el espíritu que predicó a los espíritus? ¿A qué espíritu se refiere? No hay ninguna duda. No puede tratarse más que el espíritu de Cristo. ¿Por qué? Porque Cristo es el sujeto de la oración que se inicia en el verso 18: ”Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios...”.

Ya tenemos claro, pues, que “Cristo en espíritu”, o “el espíritu de Cristo” fue el que hizo la acción de ir a predicar a “los espíritus encarcelados”. Hasta aquí, creo que toda persona, medianamente razonable, debería estar de acuerdo. El siguiente paso muy importante para poder entender esta acción de Cristo es ubicarla en el tiempo en que sucedió.

3. ¿Cuándo fue Cristo en espíritu, o el espíritu de Cristo, a predicar a los espíritus encarcelados?

Examinemos el contexto para averiguar si existe alguna palabra que nos traslade a alguna época o tiempo determinado de la historia bíblica. Evidentemente la acción de Cristo se sitúa en el pasado pues el tiempo verbal es “predicó”. En el versículo 20, Pedro dice, claramente, cuándo fue “Cristo en espíritu” a predicar a los “espíritus encarcelados”.

¿Cuándo sucedió esto?

“Cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca...” (1ª Pedro 3:20, parte central). Nadie puede negar que Pedro aquí deja bien ubicado la época en la que el espíritu de Cristo fue a predicar a los “espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron,”

¿De qué época está hablando el apóstol San Pedro?

Dejemos que la Biblia, una vez más y siempre, responda por sí misma: “en los días de Noé, mientras se preparaba el arca” (véase también Génesis 6:5-14). No hay otro tiempo en que se pueda ubicar la predicación del espíritu de Cristo, que se deduzca racional y gramaticalmente de los versos 18-20. Por tanto, Pedro, sin ninguna duda, cuando habla del espíritu de Cristo, o de Cristo en espíritu, se está refiriendo al Cristo preexistente, a antes de que Cristo se encarnase, tomando un cuerpo humano, al ser concebido por obra y gracia del Espíritu Santo de la virgen María. El Cristo preexistente es Dios desde la eternidad, segunda persona de la Divinidad (Juan 1:1-3), y Dios es espíritu (Juan 4:24).

Ahora, nos conviene identificar quiénes eran los espíritus encarcelados y el tiempo o época en que vivieron, para que fuera posible que el espíritu de Cristo les predicara. Ya hemos podido comprobar que el espíritu de Cristo, al que se refiere San Pedro, no podía ser, en ningún caso, el de un muerto, o sea, el que tenía Jesús cuando su cuerpo descansaba en la tumba, antes de resucitar. ¿Por qué? Porque, como ya hemos demostrado, la época en que predicó a los espíritus encarcelados fue miles de años atrás de la fecha de su muerte.

¿“Cristo en espíritu” predicó a los espíritus encarcelados cuando éstos aun estaban vivos o esperó a que murieran? ¿Fue a predicarles mientras vivieron y “Noé preparaba el arca” o después de que murieran a causa del diluvio?

El apóstol San Pedro no dice, en ningún lugar, que nada más morir y unas pocas horas antes de su resurrección fuera el espíritu de Cristo a predicar a los espíritus encarcelados, sino que deja bien claro que la predicación y amonestación de parte Dios fue “cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca

¿Por medio de quiénes predica el espíritu de Cristo?

El Espíritu de cristo estaba en Noé, “pregonero de justicia” (2ª Pedro 2:5), para predicarles, así como en los profetas antiguos. (Véase 1ª Pedro 1:10,11).

Cuando Noé, “pregonero de justicia” (2ª Pedro 2:5) preparaba el arca, por mandato de Dios (Génesis 6:14) a fin de amonestar a los espíritus encarcelados del mundo antediluviano, ¿estaban éstos muertos o vivos?

¿Dónde dice Pedro que el espíritu de Cristo, cuando Él murió, y mientras su cuerpo reposaba en la tumba en un día sábado de, aproximadamente, el año 30 de nuestra era, fue al Hades a predicar a los espíritus desobedientes de la época de Noé?

Vamos a suponer, por un momento, que damos como correcta y verdadera la afirmación de que el espíritu de Cristo, mientras reposaba su cuerpo en la tumba y antes de la resurrección, fue a predicar a los espíritus encarcelados, que estaban siendo atormentados en el Hades.

En primer lugar, ¿qué hace el espíritu del Rey de la gloria en un lugar como el Hades, que se supone están siendo atormentados los malvados? ¿ No fue el espíritu de Cristo al paraíso (Lucas 23:43)?

En segundo lugar, ¿qué les predica? ¿Acaso dice la Biblia en algún sitio que hay una segunda oportunidad? ¿No dice todo lo contrario en Hebreos 9:27? Veamos que afirma este texto:

Hebreos 9:27:

“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”

Como vemos si partimos o nos basamos en presuposiciones falsas, podemos llegar a hacer decir a la Biblia lo que no afirma, y crear doctrinas espurias o erróneas fundadas inadecuadamente en nuestras ideas preconcebidas, deseos, prejuicios o tradiciones de los hombres. Consecuencia y ejemplo manifiesto de esta manera de interpretar la Biblia, es la doctrina de la existencia del Purgatorio, respaldada por la iglesia Católica, la cual enseña la creencia en un lugar intermedio entre el infierno y el paraíso, donde los espíritus o almas de los muertos esperan purificarse y todavía ser rescatadas para el cielo.

Creer que el espíritu del hombre tiene vida eterna consciente después de que la persona muere ha llevado a creer que existe un lugar llamado el Hades donde existen dos cámaras separadas por una gran sima (Ver Lucas 16:19-31) cuyo fin es albergar en una, a los espíritus de los salvos, y la otra, proporcionar tormento a los espíritus de los malvados.

Queda demostrado que un error conduce a otro, y tendemos a interpretar la Biblia no objetivamente, sino como nos gustaría que fuese, en lugar de ceñirnos al texto bíblico, que indica claramente que Cristo predicó a los espíritus encarcelados cuando aun estaban vivos, y podían elegir salvarse junto con Noé y su familia.

4. ¿Quiénes son, pues, los espíritus encarcelados?

Los espíritus encarcelados no pueden ser otros que los que identifica Pedro cuando dice “los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras preparaba el arca...” (2ª Pedro 3;20, p.p.):

a) Eran personas que vivían cuando Noé preparaba el arca.

b) Desobedecieron a Dios como es bien patente en la Biblia (ver Génesis 6:1-8)

c) El Espíritu de Cristo, mediante el pregonero de justicia, Noé, fue a predicarles, antes de que el diluvio los destruyera a todos, excepto a “...pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (1ª Pedro 3:20, p.ú.)

d) ¿Dónde estaban encarcelados? Para ellos el planeta tierra fue una cárcel de alta seguridad de la que no podían escaparse ante el terrible diluvio que les sobrevino, la prueba es que sólo ocho escaparon porque Dios quiso.

e) ¿Por qué estaban o fueron encarcelados? Porque habían llegado al máximo de pecado. Su depravación era total, y la paciencia de Dios había llegado a su término (Génesis 6:5: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. )

f) El pecado es la prisión, somos cautivos del pecado. (véase Isaías 42:7; 61:1; Lucas 4:18)

5. Análisis del significado de la palabra clave “espíritu”

5.1. Significado de “espíritu” según diccionarios

Hálito inmaterial que anima algo, alma humana, ánimo, energía, vigor, aliento, esfuerzo, valor, virtud, esencia o sustancia de algo, carácter íntimo, vivacidad, ingenio, etc, etc.

5.2. Significado de “espíritu” según la Biblia.

Lo que el creyente cristiano necesita es saber los diversos sentidos o usos que la Biblia hace de la palabra “espíritu”, los cuales se deducirán en función del contexto general y del especial en cada caso.

Origen del término “espíritu” en el Antiguo y Nuevo Testamento

Viene de la palabra hebrea “rúaj" y de la griega “pnéuma”, que significan “viento”, “aliento” o “espíritu”.

Varios ejemplos donde la Biblia usa la palabra espíritu o espíritus

A continuación pondremos algunos ejemplos que evidencian la pluralidad de significados de “espíritu”. Distinguiremos, varios significados distintos según su contexto:

a) Los santos ángeles de Dios son espíritus. Hebreos 1:7, 14: “Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. (14)¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?

b) El diablo, Satanás y los demonios, o sea todos los ángeles caídos son espíritus malos, malignos o inmundos: Marcos 1:26; Lucas 9:42; Hechos 16:16; 19:16; Apocalipsis 16:13, 14; 12:3,4,7,9,13; 20:2, 3,10.

c) En Juan 4: 24 se nos dice que “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”. ¿Qué entendemos aquí por espíritu? En primer lugar se nos describe a Dios con una naturaleza espiritual, es decir, Dios no está hecho de carne y huesos como nosotros, su esencia y sustancia es inmaterial, imposible para el ser humano comprenderla, puesto que no hay ningún modelo aquí en este planeta.

En segundo lugar, aparece de nuevo la palabra “espíritu” pero esta vez en relación con el ser humano. ¿Qué entendemos cuando Jesús dice que a Dios es necesario adorarle en “espíritu” y en verdad? O cuando afirma “bienaventurados los pobres en “espíritu”... (Mateo 5:3).

Las tres dimensiones del ser humano: “cuerpo, alma y espíritu”

Los seres humanos puesto que fueron creados a la imagen de su Creador, a diferencia de los animales, poseen un cerebro y sistema nervioso muy superior y distinto al de ellos, que les permite elaborar razonamientos con todo tipo de argumentaciones, porque tienen una mente, un intelecto, y, lo más importante, una conciencia que nos da testimonio de lo moral e inmoral, del bien y del mal, y que es la parte espiritual de nuestra mente, la cual conecta con Dios que es todo Espíritu. A Dios, pues, le adoramos en espíritu, con todo nuestro ser “cuerpo, alma y espíritu” (1ª Tesalonicenses 5:23).

Aquí San Pablo, habla de tres dimensiones en las cuales se manifiesta el ser humano. Pablo distingue perfectamente entre alma y espíritu. La dimensión corporal, todos, si no somos ciegos, la podemos ver. Es la manifestación física de nuestra persona, es decir, altos, bajos, medianos, delgados o gordos, sin exceso de kilos, guapos, feos, viejos, jóvenes, medianos, etc. Mediante ella manifestamos el espíritu y el alma. Con la lengua, expresión del rostro, y gestos de todo nuestro cuerpo expresamos lo que hay dentro de nosotros, es decir, el hombre interior.

Por eso dijo Jesús “...porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo 12:34; Lucas 6: 6:45), y también “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Ver además Santiago 3:1-12).

Si el espíritu no es igual al alma, ¿Qué es el espíritu?

En mi opinión, el espíritu humano, es la dimensión con la que nos relacionamos más estrechamente con Dios, la zona que nos conecta y sirve para sintonizar con Él (Romanos 1:9), y es la parte del intelecto o de la mente donde reside la conciencia y se desarrollan los valores morales y las virtudes, las cuales ningún ser humano caído tiene por si mismo, sino que son obra del Espíritu Santo. Éstas son, pues, frutos del Espíritu cuando le permitimos actuar en nuestro espíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22,23; ver además 5:8)

¿Qué es el alma?

En general, según la Biblia, alma es el ser viviente completo. El alma siempre va asociada a la vida de la criatura, hasta el extremo que muchas veces se puede sustituir alma por la palabra vida. Es la forma en que se manifiesta la vida del ser humano. Por tanto, el alma, al igual que el espíritu no son entidades que puedan funcionar independiente del cuerpo, ni que tengan vida consciente después de la muerte del cuerpo (Génesis 2:7 en comparación con 1ª Corintios 15:45).

Viene del hebreo néfesh y del griego psujé, que significa, vida, ser viviente, corazón como sede de los sentimientos, etc. etc. De esta última se derivan las palabras españolas “psique”, psicología, etc. Por tanto, en algunos contextos bíblicos como por ejemplo 1ª Tesa. 5:23, la palabra “alma” expresa la otra dimensión emocional e intelectual en que se manifiesta la persona. Es decir, las personas son criaturas de Dios cuya vida se manifiesta o expresa en tres planos distintos: físico, psíquico y espiritual. Siempre estamos hablando de manifestaciones de la vida, por tanto, es lógico argumentar que cuando la parte física del ser muere, dejan de poder producirse las funciones del cerebro como son los pensamientos y toda proceso mental, emocional y espiritual.

Este concepto del alma coincide plenamente con el expresado en la Biblia, veamos, por ejemplo, Salmos 146:4: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.” (ver también Salmo 114:17). Cuando uno muere, cesa toda actividad física, intelectual y de todo orden, como lo afirma la Biblia en muchos textos.

¿Podemos estar muertos espiritualmente?

Sí, nuestro espíritu puede estar muerto porque no haya ninguna relación con Dios, y seamos esclavos del pecado: “Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1-6).

¿Por qué vive el espíritu del hombre?

El espíritu solo puede vivir si Cristo está en nosotros: “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia (Romanos 8:10).

Más significados de la palabra espíritu

San Pablo afirma que no hemos recibido el “espíritu” del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios (2ª Cor. 2:12), y en Romanos 11:8, dice que a los que no quisieron creer “Dios les dio espíritu de estupor,...” , y en Romanos 8:15: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud....sino que habéis recibido el espíritu de adopción.” Etc. etc. (Véase además 2ª Timoteo 1:7)

¿Qué significa aquí el espíritu? ¿Acaso es una entidad independiente que tiene poder y existencia en sí misma? ¿O representa, más bien, una serie de características emocionales, espirituales y morales que están, o bien, en sintonía con Dios o en contraposición total?

¿El espíritu del hombre es una entidad que tiene vida eterna consciente independiente del cuerpo o sólo es la tercera dimensión espiritual que poseen las personas cuando están vivas, que todos necesitamos desarrollar, y en la cual puede y debe manifestarse la naturaleza humana para llegar a Dios?

Podemos seguir viendo algunos ejemplos más donde aparece la palabra espíritu relacionado con el hombre pero no pretenderemos agotarlos todos, por ser casi imposible e innecesario.

1 Corintios 2:11:” Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios.”

Nadie que no sea uno mismo, puede conocer cómo es su espíritu, con las limitaciones naturales y lógicas que todos tenemos al no poder ser totalmente objetivos, sólo Dios conoce perfectamente nuestro corazón o espíritu. Excepto Dios, entre los seres humanos cada uno puede conocerse a mismo mucho mejor que a las demás personas.

1 Corintios 12:10

“10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

Aquí discernimiento de espíritus, sin duda quiere decir, la capacidad de distinguir entre el espíritu que está diciendo la verdad, y ajustándose a la Palabra revelada, y el espíritu de error que tergiversa la misma con maldad y con la intención de engañar, o basándose en sus propias concupiscencias.

¿Cuándo Juan dice “probad los espíritus si son de Dios” (1ª Juan 4:1) se refiere a seres vivos o a los muertos?

Por ejemplo, en 1ª Juan 4:3 dice: “y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo...”.

Es evidente que el apóstol Juan está llamando espíritus a personas vivas, que todavía no han muerto, lo que demuestra que denominar “al todo” (la persona entera) por “una parte” (el espíritu) es algo que se usa frecuentemente. Por tanto, no podemos extrañarnos que el apóstol Pedro hablase de los “espíritus encarcelados” (1ª Pedro 3:19), pero refiriéndose a ellos a cuando aún estaban vivos: “cuando Noé preparaba el arca”

1 Corintios 14:14-16

14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 16 Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.

¿Cómo entendemos que se pueda orar con el espíritu y que no intervenga el entendimiento?

Se trataba de una actividad que no edificaba en absoluto a la iglesia y producía enorme confusión, pues se superponían las oraciones, y nadie entendía nada. Por eso Pablo recomienda orar con el espíritu y con el entendimiento, es decir, tanto el que ora como el que escucha la oración debe poder entender los que se habla para poder decir amén. Por tanto, toda manifestación del don de lenguas que no sea con orden, con interprete y para edificación debe rechazarse como una falsificación por Satanás del don de lenguas verdadero que da el Espíritu Santo.

Respecto a orar con lengua desconocida sin que se sepa lo que se está diciendo ni por la misma persona que ora, es una experiencia que no comprendo en absoluto para que sirve, tampoco sé como se lleva a cabo. Imagino que la persona está como en un éxtasis o como en trance. La mente de la persona es gobernada por el poder de un espíritu, normalmente maligno que la hace actuar y hablar sin que intervenga la conciencia de la persona. Sería como un estado hipnótico. Mucha gente ha oído hablar de las sesiones espiritistas en las que un médium es poseído por algún demonio, y cae en trance donde el espíritu maligno actúa de diversas maneras sobre su mente. (Véase el episodio de Saúl con la pitonisa de Endor en 1ª Samuel 28)

1 Corintios 14:32

32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; 33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.

Otra vez, ¿a qué espíritus se refiere a los vivos o a los muertos? Pablo dice que los espíritus de los profetas vivos deben, cuando profeticen, estar de acuerdo con todos los demás profetas que han sido inspirados por el Espíritu. Por eso es siempre necesario probar los espíritus, para saber si son espíritus de verdad o error.

1 Corintios 15:45

“45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”

O sea Cristo, el postrer Adán, su espíritu nos da vida.

1 Corintios 16:18

“18 Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas.”

Aquí claramente el espíritu se refiere a la persona entera.

Cuando uno muere, cesa toda actividad física, intelectual y de todo orden, como lo afirma la Biblia en muchos textos, veamos, por ejemplo, Salmos 146:4: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.” (ver también Salmo 114:17).

6. Conclusión

a) El Espíritu de Cristo o Cristo en Espíritu -preexistente antes de su encarnación, en su estado de Dios, segunda persona de la divinidad- predicó a los espíritus encarcelados, mientras Noé preparaba el arca. Por tanto, los espíritus encarcelados eran todavía personas vivas. El predicó a través de sus profetas y especialmente de Noé, “pregonero de justicia. La ubicación de la acción en la época de los días de Noé descarta totalmente la interpretación de que el espíritu de Cristo al morir fuera a predicar a otros supuestos espíritus encarcelados en un lugar llamado el Hades.

b) El texto de 1ª Pedro 3:19-20 identifica claramente que los espíritus encarcelados son los que en otro tiempo desobedecieron, ...en los días de Noé”. Por tanto, estaban vivos cuando se les predicó la verdad de Dios. (véase Génesis 6)

c) En apartados anteriores hemos probado que es frecuente usar “una parte” para designar “el todo”, “el espíritu” en lugar de “la persona entera”, de ahí que el apóstol Pedro se refiera a los antediluvianos desobedientes como espíritus, es decir, personas que, entonces, cuando se les predicó, vivían.

d) Asimismo se ha demostrado que el término “encarcelados” no se refiere en ningún caso a residir en el Hades como prisión, puesto que todavía no habían muerto. Su encarcelamiento fue a causa de su pecado: se rebelaron contra Dios, desobedecieron conscientemente a su Creador, haciendo todo tipo de males, y el planeta que contaminaron con su pecado, fue su propia cárcel, pues el diluvio los destruyó, y sólo escaparon de esa “cárcel” ocho personas - Noé y su familia.

e) También se han visto los variados significados posibles del término “espíritu” según su contexto.

f) El ser humano tiene tres dimensiones “Cuerpo, alma y espíritu” según 1ª Tesalonicenses 5:23. Por tanto, alma es distinto de espíritu.

g) Según nos diseñó el Creador, somos almas vivientes, es decir, alma es también un sinónimo de ser, de vida, y de psique: Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”

Dios da origen a la vida en un cuerpo inanimado insuflándole el aliento de vida, o sea el espíritu, y ¿qué ocurre entonces? Que el hombre recibe la vida se convierte en un “alma viviente” como dice San Pablo en 1ª Corintios 15:45 “Así también está escrito: fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. Por tanto, no tenemos un alma sino que somos almas. La persona entera es un alma viviente, y cuando muere deja de existir hasta la resurrección.

Cuando este término se refiere a personas no está indicando que se trate de una entidad que viva, en el ser humano, de forma independiente del cuerpo, que tenga vida en sí misma, y existencia consciente cuando uno muere.

h) Ejemplos de uso de “espíritu” con el significado de “aliento” o “hálito de vida”

Lucas 8:55

“Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer”

Este espíritu que volvió a dar vida al cuerpo inanimado o muerto de la muchacha en la anterior cita es el mismo que va a Dios cuando uno muere (Eclesiastés 12:7; véase también Eclesiastés 3:19,21). El mismo que se exhala cuando se muere ( Génesis 25:8: “y exhaló el espíritu y murió Abraham..”; 6:17;7:15;35:29, etc. etc. Véase además Apocalipsis 11:11).

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts@gmail.com



* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Cuál es la verdad salvadora*?

Versión 01-11-07

Carlos Aracil Orts

1. Introducción.

El mundo en el que vivimos, entre otras cosas, se caracteriza por la gran cantidad de información que existe a nuestra disposición, por ejemplo, en Internet. Nunca antes la humanidad tuvo tan libre acceso al conocimiento en todos los órdenes, a cualquier tema, o asunto, ciencia etc. Por otro lado, los medios de comunicación nos mantienen rápidamente informados de todo lo que está ocurriendo alrededor del planeta. Junto con noticias alentadoras sobre el avance de la ciencia y descubrimientos sobre técnicas y medicamentos eficaces para muchas enfermedades que antes no tenían tratamiento, también encontramos otras menos agradables o estimulantes, como puede ser todo lo referente al deterioro físico que se está produciendo en nuestro planeta a escala global.

Sin embargo, siendo esto preocupante, lo es mucho más, la pérdida de valores morales, o la aceptación de una moral acomodaticia o relativista. A partir del siglo XV con el Renacimiento, y acentuándose mucho más en los siglos XVIII en adelante con la época llamada Ilustración, se ha hecho patente el aumento constante del materialismo y el ateísmo, o la creencia en un Dios que no interviene en el mundo por el creado. En el siglo XIX con la teoría de la evolución y origen de las especies iniciada por Darwin y la influencia del ateísmo moderno encabezado por los filósofos Feuerbach, Marx, Freud, Nietzche y Sartre se pusieron las bases para rechazar la existencia de Dios.

En la actualidad, la mayoría de los científicos respaldan la teoría de la evolución de las especies que trata y pretende explicar el origen de la creación y de las especies, por generación espontánea de una primera célula o bacteria que ha ido evolucionando a través de cientos de millones de años hasta convertirse en todos los tipos de vida existentes conocidos hasta el momento, incluyendo la formación de los seres humanos, a partir de la evolución de ciertos animales como los simios. La sociedad de hoy día ha sido y es continuamente “bombardeada” por los medios de comunicación y por las universidades y centros de enseñanza que han dado como cierta “la verdad” casi infalible de la teoría de la evolución.

Por otro parte, en el campo de lo espiritual, dejando aparte todas las filosofías y religiones que no se fundamentan en la Biblia como verdad revelada por Dios, nos encontramos ante una cristiandad dividida en dos grandes grupos: los católicos romanos y los llamados protestantes o evangélicos, herederos de la Reforma del siglo XV.

En este breve estudio trataremos de afirmar lo que es la verdad que salva según la Biblia. Aquello que da la paz con Dios y conduce a la vida eterna.

2. Dios existe y es el Creador.

A esta afirmación podemos llegar:

A) Por nuestra razón y a través de multitud de argumentos ontológicos que no vamos a desarrollar aquí por no ser ésta la intención de este breve estudio.

B) Mediante nuestra conciencia, la cual está regida por unas leyes morales que no pueden haberse formado en ella por generación espontánea, ni por la influencia de la sociedad. Por otro lado existe una religiosidad innata en todas las culturas que demuestra el sentido trascendente del ser humano.

C) Por la maravillosa creación del universo y de los seres vivos, su complejidad y perfección, aunque deteriorada por el pecado aún quedan vestigios que nos permiten vislumbrar lo que pudo ser en el pasado u originalmente.

D) Siendo la Revelación dada por Dios de sí mismo y de su Plan de Salvación de la humanidad, la Biblia, su Palabra, la más importante de todas las pruebas existentes, la que fundamenta nuestra fe en su existencia, y nos estimula a creerle y a hacer su voluntad.

3. Qué es la verdad.

Como decíamos anteriormente, en el mundo existen muchas teorías, filosofías y religiones que dicen ser verdad, y que presentan distintas visiones de Dios, del mundo, y del ser humano, de su condición, naturaleza, y esencia. Necesitaríamos disponer de algo que fuera totalmente confiable, que fuera todo ello verdad, que nos sirviera de modelo y de manual para poder evaluar y juzgar con buen discernimiento, cada una de las religiones e ideas que existen, antes de que las aceptemos como verdad. Puesto que, si no hacemos o pasamos esa criba o filtro de la verdad, puede ocurrir, que dejemos entrar al error y lo falso en nuestras mentes, lo que nos moldeará de una determinada manera no esperada o deseada, pudiéndonos arrastrar a la perdición y destrucción eterna de nuestras vidas (Véase Romanos 1:18-32).

Los creyentes cristianos tenemos el inmenso privilegio de saber que ese modelo y manual para la vida, es la Biblia. Creemos que es la Revelación del Plan de Dios para la salvación de la humanidad. La Biblia contiene y es la Palabra de Dios para salvación.

a) La Palabra de Dios es la verdad

- Jesús así lo afirma en Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”

- Ellas dan testimonio de Jesús, y Él nos manda escudriñarla. (Juan 5:39)

- Las Sagradas Escrituras nos pueden hacer sabios para la salvación. ((2ª Timoteo 3:15)

- Toda la Escritura es inspirada, y útil para enseñar y para hacer perfecto al hombre de Dios. (2ª Timoteo 3:16,17; ver también 2ª Pedro 1:19-21)

b) Cristo es la verdad

- Jesús mismo es la verdad: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).

- Seremos juzgados por su Palabra: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Juan 12:48)

- Cristo tiene la autoridad sobre todo. Él es la única cabeza sobre la iglesia que es su cuerpo. “22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” (Efesios 1:22,23).

- Solamente a Él debemos oír. (Mateo 17:5; Hechos 3:22)

- La ley y los profetas (o sea el Antiguo Testamento) eran hasta Juan. “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan en por entrar en él” (Lucas 16:16; Juan 1:17)

- Cristo dio la palabra a sus apóstoles, y por el Espíritu Santo fueron conducidos a toda la verdad. (Juan 17:8, 14, 18); Juan 14:25,26; Juan 16:12,13.

- Todo aquel que es de la verdad oye su voz (Juan 18:37, 38).

4. El evangelio de nuestro Señor es verdad que salva.

En primer lugar, necesitamos saber de qué se nos va a salvar. Cristo Jesús no podrá hacer nada por nosotros sin antes reconocer que estamos perdidos sin Él. Jesús dijo en Lucas 5:32: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

¿Qué nos esperaría al final? Sólo el juicio de Dios, la condenación y muerte eterna. Por tanto, debemos reconocer nuestra condición de pecadores. Aceptar que lo que dice la Biblia sobre el pecado, es comprender que, pecadores no son sólo algunos que manifiestamente transgreden la ley de Dios (1ª Juan 3:4; Gálatas 5:19-21), robando o matando, sino que todos somos culpables de pecado. Así lo afirma enfáticamente toda la Biblia y especialmente aquí, San Pablo en los siguientes versos de Romanos 3:

Romanos 3:9-13:

“9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”

4.1. La verdad nos hará libres.

Para que la verdad nos haga libres debemos reconocer que cuando pecamos somos esclavos del pecado.

- La verdad nos hace libres de la esclavitud del pecado: Juan 8:31-34: “31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”

- El pecado esclaviza.

También San Pablo lo afirma magistralmente en Romanos 6:16- 22:

“16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.

20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

- El pecado nos conduce a la muerte eterna.

Ya hemos visto que el pecado no es algo que no tenga nada que ver con nosotros o que no nos afecte, sino que debemos reconocer nuestra parte de responsabilidad, y no engañarnos a nosotros mismos, es decir admitir que no somos perfectos y ser sensibles a nuestros errores y debilidades de la carne: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. (1ª Juan 1:6).

Ahora somos conscientes y comprendemos la gravedad del pecado, pues su paga o castigo es la muerte eterna, según Romanos 6:23: “23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

5. Debemos obedecer la verdad del evangelio de nuestro Señor

- Consecuencias de no obedecer la verdad

2ª Juan 9,10: 9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.”

Romanos 1:25-32:

“”18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

- Una vez comprendida y sabida la verdad es imprescindible obedecerla para obtener sus beneficios.

El apóstol San Pedro dice en 1ª Pedro 1:22, 25 que nuestras almas se purifican por la obediencia a la verdad, siendo esta verdad la palabra que por el evangelio es anunciada.

1ª Pedro 1:18-22-25

“18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.

22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

- La palabra de verdad es "el evangelio de vuestra salvación." . Esto es lo que necesitamos conocer y obedecer para ser salvos.

Efesios 1:13: “13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

- El poder de Dios para salvar al pecador es el evangelio.

Romanos 1:16: 16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

Es preciso, ahora, que nos concentremos en el corazón del evangelio, pues es la verdad fundamental que salva. Aunque es bueno y necesario que conozcamos todo el Nuevo Testamento, si sólo fuéramos capaces de comprender y aceptar esa verdad que es el corazón del evangelio, seremos salvos.

6. Cuál es el corazón del evangelio.

Creemos que es necesario recalcar una vez más que, aunque toda la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios, por tanto, “...inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2ª Timoteo 3:16), sólo el Nuevo Testamento vincula, afecta, compromete y se aplica a los cristianos.

Todas las Sagradas Escrituras son verdad. Necesitamos conocer y estudiar el Antiguo Testamento por muchas razones, entre las que podemos citar como ejemplo las siguientes:

a) Porque nos muestra la acción creadora de Dios.

b) Porque nos revela el origen del mal y de todo sufrimiento y dolor.

c) Porque nos revela la entrada del pecado en la humanidad por la caída de Adán y Eva.

d) Porque nos da a conocer a Dios a través de la historia de Israel, su pueblo elegido.

e) Porque el Antiguo Testamento da testimonio del Mesías que había de venir para salvar al pueblo de sus pecados, “el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”(Juan 1:29). En el A. T. Están las promesas, voluntad y plan de Dios para la salvación de la humanidad.

f) Porque nos sirven para la comprensión y enseñanza del Plan de Dios, y porque contienen innumerables actuaciones milagrosas y portentosas del Creador en este planeta, que nos hablan del infinito poder de Dios y que, por tanto, edifican y nos confirman en la fe.

Dicho todo esto, no debemos olvidar que el cuerpo de Cristo, su iglesia, está bajo la única autoridad de su cabeza que es Cristo. Que somos los herederos del Nuevo Pacto en Cristo. El plan de Dios para la salvación de la humanidad que era sombra en el Antiguo Pacto, se cumple y se revela completamente en el Nuevo. Nunca los gentiles estuvieron bajo la ley del Antiguo Pacto, mucho menos lo han estado desde la instauración de Cristo del Nuevo Pacto, con su muerte y resurrección en el siglo I de nuestra era.

Los cristianos nos regimos por El Nuevo Testamento. Puesto que en él se encuentra toda la doctrina de Cristo y la que recibieron de Él los apóstoles, que fueron conducidos a toda la verdad por el Espíritu santo. Todo ello nos obliga y nos impele a ser fieles y leales y a obedecer todo lo que se nos ordena en el mismo, especialmente el mandato de Cristo: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo he amado.” (Juan 15:12).

6.1. La verdad que salva está en el corazón del evangelio.

Para que las ramas no nos impidan ver el bosque, para que no nos dispersemos en multitud de doctrinas, que sin duda son todas importantes, no tenemos que perder de vista lo fundamental, el corazón del evangelio, es decir, las buenas nuevas de salvación, la única verdad “que es poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16), ya que si creemos y perseveramos en él, Dios, que no miente y no puede mentir, nos promete y asegura, que seremos salvos para la eternidad.

1ª Corintios 15:1-4

“1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

El evangelio es, pues, un mensaje fácil de entender hasta por la persona más simple e ignorante. Para ello, hace falta aceptarlo con humildad, reconocer que somos pecadores, porque sólo de esta manera podemos acogernos a los beneficios del perdón de pecados que ofrece Cristo.

Por eso, el evangelio, consiste, en primer lugar, en que la deuda de todos nuestros pecados que nos inculpaban y condenaban es saldada por Cristo con su muerte sustitutoria o vicaria. En segundo lugar, la buena nueva es que la muerte es vencida con la resurrección. Porque Cristo resucitó también resucitaremos los creyentes en su venida (1ª Corintios 15:51-57; 1ª Tesalonicenses 4:13-18).

En tercer lugar, el evangelio tiene, -además del sentido literal y físico, de que si creemos en Cristo y su obra en la cruz, en el futuro, una vez que muramos y seamos sepultados, resucitaremos a una vida eterna de gozo en el paraíso-, otro aspecto espiritual en el presente, que supone nuestra identificación total con la vida y muerte de Cristo. Morimos para el pecado, somos sepultados con Cristo y resucitamos para una nueva vida en Cristo (Romanos 6:3-14).

Este aspecto de transformación espiritual, que representa el nuevo nacimiento, es decir, ser una nueva criatura, es lo que obtenemos por la fe en Cristo y por el mensaje del evangelio, mediante el poder de Dios, como maravillosamente lo explica San Pablo en 2ª Corintios 5: 14-21 (Véase también Colosenses 3:1-17):

“14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

7. La obediencia al evangelio.

Mediante la fe creemos en el evangelio, pero está fe está muerta si no obedecemos de corazón. En 1ª Pedro 1:22, que leímos antes, vemos que al caminar con fe, obedeciendo la verdad del evangelio se purifica el alma.

¿Qué es, pues, lo que nos transforma y nos libera del pecado?

Veamos también lo que dice Pablo en Romanos 6:17,18

“17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”

Obedecer de corazón y sinceramente el evangelio de Cristo, aquella forma de doctrina que aquellos cristianos conocieron, que consistió en ser bautizado en Cristo Jesús, es decir en su muerte, les condujo a la libertad del pecado, y por tanto, a la salvación.

¿Cuál fue esa forma de doctrina que al obedecer les llevó a la victoria?

Romanos 6:3-14

3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”

El pecador muere al pecado, es sepultado con Cristo y resucitado para vida nueva. El paso que inicia la andadura en el camino cristiano es el bautismo bíblico, que implica la obediencia por fe al evangelio de Dios. Cuando obedecemos por fe es cuando el poder de Dios se manifiesta en nosotros y nos va transformando de gloria en gloria. (Colosenses 2:12)

Colosenses 2:12:

“12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

8. Conclusión:

A. La Biblia es la Palabra de Dios. Es la verdad. Toda “las Sagradas Escrituras son inspiradas por Dios, y útil para enseñar, para redargüir y para corregir y para instruir en justicia” (2ª Timoteo 3:16). Por tanto, nos debe servir como modelo y manual para evaluar y discernir toda doctrina para saber si es verdadera o está equivocada.

B. La Biblia da respuesta a las grandes preguntas existenciales de todo ser humano. Explica el origen del pecado y del sufrimiento, y afirma que somos pecadores.

C. Junto con el diagnostico del problema del hombre, la Biblia proporciona la solución al mismo. Nuestra responsabilidad es creer que el evangelio es la verdad de Dios que salva.

D. Los cristianos nos regimos sólo por el Nuevo Testamento, pues estamos en el Nuevo Pacto que Cristo estableció con su muerte. Esto implica que sólo a Él y las enseñanzas de sus apóstoles atendemos. Desde entonces tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra. “La ley y los profetas eran hasta Juan;...” (Lucas 16:16).

E. El corazón del evangelio consiste en que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, y resucitó al tercer día. Venció a la muerte y al pecado, lo que también lograremos nosotros en la resurrección, en su segunda venida. Para creer en él es necesario que humildemente reconozcamos que somos pecadores, y que aceptemos por fe que su muerte nos libra de la condenación de nuestros pecados pasados, presentes y futuros, pues Dios nos declara justos, deja de inculparnos pecado, y nos reconcilia consigo mismo.

F. Nuestra fe se prueba y se purifica en la obediencia al evangelio. El bautismo, es la prueba inicial de la andadura cristiana, la prueba fundamental de obediencia al evangelio, donde el cristiano, por fe cree en el poder de Dios y en la obra de Cristo en su favor, es perdonado de todos sus pecados. Desde ese momento, simbolizado por la inmersión en el agua, muere al pecado, identificándose con la muerte de Cristo, y empieza una nueva vida. Representando su surgimiento del agua, su resurrección espiritual en una nueva criatura, con libertad del pecado.

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* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.