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martes, 25 de diciembre de 2007

¿Existe vida humana consciente fuera del cuerpo después de la muerte?


Versión 17-12-07


Carlos Aracil Orts



1. Introducción.


En este estudio analizaremos los siguientes textos de la Biblia que se encuentran en el Nuevo Testamento, que corresponden a las epístolas, que escribió San Pablo, a los Corintios y a los Filipenses. Existen otros textos, que también, tienen que ver con esta temática del estado de los muertos o de si hay vida después de la muerte, como son, “la parábola del rico y Lázaro” de Lucas 16:19-312, la respuesta de Jesús al buen ladrón (Lucas 24:43)3 y otros, los cuales ya hemos abordado en varios artículos anteriores publicados también en este sitio de Internet.


2 Corintios 5:1-9


1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.


6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”


Filipense 1:21-26:


21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. 25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, 26 para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.”


A primera vista, con una lectura ligera, parece que aquí San Pablo está apoyando la idea de que cuando uno muere el alma o el espíritu sigue viviendo de manera consciente, y se traslada a un sitio, donde este espíritu o alma es horriblemente atormentado a perpetuidad, o bien, a un lugar llamado paraíso donde tiene gozo eterno con Dios.


Esta deducción, se basa en la idea preconcebida de que el ser humano está formado de dos partes un cuerpo físico que es la parte material y recipiente, y de una parte espiritual que se identifica con el alma o el espíritu que tiene vida consciente inmortal en sí mismo. Es decir, aunque el cuerpo muera y se convierta en polvo, el alma o el espíritu jamás muere, teniendo una vida totalmente consciente que le permite gozar y sufrir. Esta creencia, muy arraigada desde muy antiguo en la humanidad, fue adoptada, sistematizada y defendida por Platón (428-347 a.C.).


En los primeros siglos de nuestra era, esta creencia fue, poco a poco, infiltrándose en el mundo cristiano, hasta el extremo de que actualmente la idea de un alma inmortal que es capaz de tener existencia consciente fuera del cuerpo está totalmente admitida y aceptada, tanto por la iglesia Católica como por la mayoría de las iglesias Protestantes o Evangélicas, siendo una pequeña minoría, que no se identifican ni con unos ni con otros, los que recientemente reivindican la enseñanza bíblica de que el premio de la vida eterna ganado por Cristo para la humanidad no se recibe hasta que se produzca el evento de la resurrección prometida por Dios en la segunda venida de Cristo (Mateo 16:27: “El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”; véase además: Mateo 25:31-41; Apocalipsis 22:12; Juan 5:28, 29; 1 Corintios 15:51-55; 2ª Timoteo 4:8, etc. etc.).


A través de este estudio trataremos de evidenciar las constantes contradicciones que cometen los que defienden la idea o la opinión de que el alma, no sólo tiene vida consciente después de que el cuerpo muere, sino que esta vida es inmortal, y que goza o sufre dependiendo de si va al paraíso o al infierno.


2. ¿Tiene el ser humano un alma o es un alma según la Biblia?


Como es natural y lógico debemos empezar por el principio, por el libro de Génesis que relata la Creación y como Dios nos dice que hizo al hombre, aunque no vamos a extendernos mucho, pues, como dijimos antes, ya hemos dedicado varios estudios enteros a tratar este tema del estado de los muertos4.


Génesis 2:7:


Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”


1ª Corintios 15:45:


45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.


La primera contradicción, aceptada como verdad por la cristiandad en general, de que el ser humano es un cuerpo más un alma, queda evidenciada por la Biblia, cuando ésta, claramente, identifica al hombre como un alma viviente.


Las frases, aliento de vida, hálito de vida o espíritu de vida, que se utilizan indistintamente en diferentes textos de la Biblia tienen todas ellas el mismo significado. Son traducciones de la palabra hebrea “ruaj” o de la griega “pneuma” que significan “soplo de viento”. Esto es lo que Dios insufló en la nariz de Adán, y es lo que pone en marcha toda “la maquinaria” humana, pero este espíritu o aliento de vida no es una entidad o ser viviente que pueda tener vida consciente con independencia del cuerpo al que le proporciona vida. Ya hemos visto que la vida consciente sólo proviene del ser animado, es decir, cuando se convierte en un alma viviente (del hebreo, néfesh, y del griego psujé,).


Existen multitud de textos en que aparece la palabra “ruaj" con este sentido pero nos limitaremos a citar sólo unos cuantos: Génesis 6:17; 25:8; 25:17; 35:29; Salmo 104:29; Job 12:10; 27:3; Eclesiastés 3:19-21; 12:7: Lucas 8:55; Apocalipsis 11:11.


No obstante, en la Biblia, en muchas ocasiones se usan, indistintamente, la palabra alma (néfesh- psujé) o espíritu (ruaj- pneuma) con el significado de vida. A continuación citaremos algunos textos bíblicos en que la palabra alma equivale a vida.


1ª Reyes 17:21:“Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él.” (Compárese con Lucas 8:55)


Génesis 35: 18, 19: “Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín. 19 Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén.”


Hechos 3: 23: Y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.”


Armoniza totalmente, pues, traducir néfesh, por vida, pues el verso quedaría así sin modificar en absoluto el sentido del contexto: Dios mío, te ruego que hagas volver la vida de este niño a él.” O bien, te ruego que hagas volver el espíritu [aliento de vida] de este niño a él.” Resulta, pues, evidente que cuando la Biblia habla de que alguien se muere o sea salírsele el alma o volver el alma, no se está refiriendo a una entidad que puede vivir conscientemente con independencia del cuerpo sino simplemente a la vida que se pierde o que se recupera.


3. ¿Dónde va el espíritu (“ruaj”) cuando uno muere según la Biblia?


Eclesiastés 12:7 nos dice: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.


En este versículo, se afirman dos cosas. La primera es evidente para todo el mundo, y nadie puede negar que “el polvo vuelva a la tierra”. Está claro que polvo se refiere al cuerpo humano que al morir se descompone y al final se convierte en polvo. (Salmo 103:14; 104:29; Eclesiastés 3:20; Daniel 12:2; Génesis 2:7; Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”). Éste es el destino de todo ser humano sin Cristo en su vida, convertirse en polvo, y esto es lo que produce la muerte segunda (Apocalipsis 2:11; 20:6; 20:14,15; 21:8; 19:20; 20:10).


La segunda afirmación, tan cierta como la primera, “el espíritu vuelva a Dios que lo dio” no es comprobable por el ser humano. Lo aceptamos por fe porque pertenece a la Revelación de Dios, y solamente lo hemos sabido por estar escrito en su Palabra.


Si entendemos que ese espíritu del ser humano que vuelve a Dios cuando muere la persona es una entidad o ser consciente, llegaríamos a la incongruencia de que todos, los que han muerto y continuamente mueren, están con Dios, independientemente de si han hecho el bien o el mal cuando estaban viviendo en el cuerpo.


No cabe, pues, otra posibilidad que la de entender el espíritu, en este contexto, como el hálito o aliento que proporciona la vida al ser humano y que es común a toda la humanidad. Al igual que todos estamos formados de la misma carne y sangre, así también todos tenemos el mismo tipo de energía vital que nos da la vida. Esta interpretación armoniza perfectamente con la Biblia, incluso, me atrevería a decir con la ciencia actual, aunque eso es secundario para el creyente, pues, ésta considera al ser humano una unidad psicosomática, lo que implica la completa fusión de la parte física y psíquica para que exista vida consciente.


4. ¿Tienen los muertos o sus espíritus consciencia según la Biblia?


A continuación presentamos unos algunos textos que pueden contestar a esta pregunta:


Salmo 104:29 (Salmo 30:9)


29 Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo.”


En mi opinión, la Biblia no deja lugar a dudas sobre lo que ocurre con los muertos, simplemente, dejan de ser. ¿Quiere decir esto que van a existir en otra dimensión?. La Biblia no dice eso, otra cosa es lo que a cada uno nos gustaría que fuese. Pero la Palabra de Dios es tajante, “más cortante que toda espada de dos filos” (Hebreos 4:12), y afirma que los muertos dejan de ser, no dice que van a vivir a otra parte. La verdad es evidente.


No es un solo texto el que afirma esta verdad, lo cual nos podría hacer dudar, pues el principio de interpretación bíblica no puede basar una doctrina sobre un solo pasaje de la Escritura, sino que requiere considerar el conjunto de ellos que se refieran al mismo tema, y siempre en su contexto. La Palabra de Dios no contiene contradicción, somos los seremos humanos con nuestras interpretaciones sesgadas basadas en ideas preconcebidas y en nuestros deseos y gustos, los que torcemos las claras enseñanzas bíblicas.


Daniel 12:2


2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”


La verdad se muestra insistentemente tozuda, tanto como la terquedad de los seres humanos es manifestada, por todos los medios, al empecinarse en sostener que este texto no demuestra la inconsciencia de los muertos, sino que sólo prueba que los cuerpos duermen en el polvo, pero no el espíritu que sigue viviendo en otro lugar.

El texto presenta claramente, en primer lugar, que los muertos están en el polvo de la tierra, y en segundo lugar, que su estado es inconsciente como corresponde a la imagen que representa el sueño profundo de la muerte, hasta que sean despertados por la voz de Jesús cuando venga en gloria (Juan 5:28, 29). Decir que los cuerpos muertos están en el polvo de la tierra, y que no tienen vida en absoluto, es totalmente obvio y evidente para todos.


La Biblia no sólo ratifica lo que nuestros sentidos y razón perciben con respecto a los muertos, sino que, además, no deja rienda suelta a nuestra fantasía para que imaginemos lo que se nos ocurra a cada uno. En ningún sitio ampara la idea de que el espíritu vive conscientemente en otra parte. Por el contrario, asegura rotundamente que no hay nada más allá de la sepultura hasta que los que duermen en ella sean despertados en el día de la resurrección de los muertos.


¿Dónde dice Jesús que permanecen los que va a resucitar en su venida?


¿Dónde están los muertos?


Juan 5:28,29: 28


No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”


Jesús no puede ser más claro: los muertos están en los sepulcros, y desde ahí oirán su voz. No dice que el espíritu está en el Hades o en el cielo, sino que los muertos están donde yacen sus cuerpos. Eso no quiere decir que la identidad de cada uno de los que mueren, o sea su carácter y personalidad que se haya forjado mientras vivía, se pierda o quede en el olvido para Dios, pues Él traerá a juicio toda obra, y restituirá, a todos, en la resurrección, la personalidad que tenían.


Al igual que Lázaro, el hermano de María y de Marta, cuando su cuerpo hedía en descomposición, estando en la tumba bien muerto de cuatro días (Juan 11:39; Por favor, léase todo el capítulo 11), fue capaz de oír la voz de Jesús que le despertó porque por su poder le devolvió la vida, todos los que están en los sepulcros oirán su voz.


¿Estaba el espíritu de Lázaro (el hermano de Marta y María) gozando en el paraíso con Dios o sufriendo los tormentos del infierno en algún lugar del Hades?

¿Fue el espíritu de Lázaro, desde el Hades, el que oyó a Jesús decir: “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:43), y se apresuró a introducirse de nuevo en su cuerpo que estaba descomponiéndose?


La Palabra de Dios no afirma nada semejante. ¿Puede un muerto oír una voz? Sin embargo, el evangelio dice: “y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.” Lázaro (su persona entera, no su cuerpo o su espíritu) fue despertado a la vida, su último recuerdo, memoria y vivencia eran los de sus últimos instantes de antes de morir. Su espíritu mientras estaba muerto no pudo experimentar ninguna vivencia, pues el espíritu es el soplo o aliento de vida que sólo pertenece a Dios, y que es común a toda la humanidad, y no contiene la característica del ser.


¿Qué ocurrió realmente con Lázaro y con otros resucitados como por ejemplo la muchacha de Lucas 8:55 “Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y el mandó que se le diese de comer”?


Simplemente, todo su cuerpo fue restaurado y hecho capaz de recibir el espíritu de vida, la energía vital que proviene de Dios. Se les devolvió la vida, la habían perdido, y la recuperaron porque a Dios pertenece la vida, y sólo Él la puede dar, y quitar para siempre (Mateo 10: 28) .


¿Qué significa morir? ¿Queda algo consciente después de muerto?


Salmo 146:4


4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.


Cuando uno exhala el aliento por última vez, es decir, deja de respirar, se muere, y el cuerpo, desde ese momento se empieza a corromper. El espíritu sale del cuerpo, lo que es lo mismo, la vida le abandona, y permanece registrada en la memoria de Dios. (véase también Salmo 31:5; Lucas 23:46; Hechos 7:59).


¿Queda algo espiritual e invisible de esa persona que tenga alguna capacidad intelectual o consciente como la de pensar, recordar, razonar etc.?


La Biblia no puede ser más contundente: “En ese mismo día perecen sus pensamientos.” Los objetores seguirán diciendo, “bien, el cuerpo ya no puede pensar porque está muerto, su cerebro está totalmente muerto, pero como el espíritu vive sin el cuerpo, él si es capaz de tener pensamientos y de gozar y de sufrir”


Ahora, me pregunto, ¿En que parte de la Biblia se afirma eso? Más bien es todo lo contrario, como podemos continuar comprobando en los textos que siguen:


Eclesiastés 9: 5, 6, 10


5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.”


10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.


Salmo 6:5


5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?”


Salmo 88:10-12


10 ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? Selah 11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, O tu verdad en el Abadón? 12 ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas, Y tu justicia en la tierra del olvido?”


Salmo 115:17


17 No alabarán los muertos a JAH, Ni cuantos descienden al silencio;”


Isaías 38:18, 19


18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. 19 El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.”


En resumen, los muertos van al Seol donde “no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”, es decir, ningún tipo de vida consciente. Jesús dijo que los muertos están en los sepulcros, en ellos tampoco hay ningún tipo de vida, luego Seol es equivalente a sepulcro, o sea la morada figurada de los muertos.


¿Por qué la Biblia repite, una y otra vez, que los muertos duermen y no tienen ningún tipo de vida consciente? ¿Acaso es algo que ignoramos y que no podemos comprobar mediante nuestros sentidos?


La muerte es una realidad cotidiana, un hecho que científicamente es comprobable. Los médicos son capaces de decir cuando un cuerpo no tiene ni un ápice de vida, porque ellos saben detectar si existen unas determinadas constantes, como la actividad cerebral, la respiración, el pulso, los latidos del corazón, etc. Cuando los médicos certifican que una persona ha muerto, ya no esperamos que pueda comunicarse con nosotros de ninguna forma.


Las personas que creen, de buena fe, que han hablado con algún espíritu de alguien fallecido, o han oído voces de ultratumba, así como los mediúns, y los que practican el espiritismo, son victimas de un terrible engaño. En realidad, ellas se han puesto en contacto con los espíritus de demonios, y pueden llegar a ser totalmente poseídos por ellos.


En los evangelios existen varios casos de posesión demoníaca. Un ejemplo típico de consulta espiritista lo encontramos en 1ª Samuel 28:3-19 cuando Saúl consulta a la adivina de Endor. Pablo en Hechos 16:16-18, también se enfrentó al espíritu maligno que poseía una muchacha por el cual ella practicaba la adivinación. La práctica espiritista, así como el querer comunicarse con los espíritus de los muertos fue prohibida por Dios (Levítico19:31; 20:27; Deut. 18:10-12; Isaías 8:19-21; etc.).


El cuerpo muerto no tiene vida consciente, es un hecho constatable por la ciencia médica. Siempre se ha tenido conocimiento de ello, pues toda la humanidad lo ha experimentado desde que murió el primer hombre. No obstante, algunas civilizaciones y culturas antiguas y modernas han creído, sin prueba alguna científica, ni bíblica que el espíritu seguía viviendo en algún lugar de forma consciente. Ésta idea ha adquirido tal importancia que una mayoría de la cristiandad actualmente cree que el espíritu del hombre sigue viviendo conscientemente en alguna parte, llámese Hades, Seol, paraíso, o cielo.


Ahora comprendemos la sabiduría del Espíritu de Dios al revelarnos tan claramente que los muertos nada saben, ni piensan, ni alaban, ni sienten emociones. Algo que parece evidente, no lo es tanto, porque aún así, muchos no aceptan que la Biblia afirme que es la totalidad de la persona la que ha dejado de existir. Se aferran, a algo etéreo e invisible que nadie ha visto, ni se puede ver, ni se ha detectado científicamente, y que la misma Revelación niega que tenga existencia consciente separado del cuerpo.


5. ¿Es el Seol un lugar donde habitan los espíritus conscientes de los muertos?


¿Qué es el Seol?


La palabra Seol aparece muchas veces en el Antiguo Testamento, y siempre para referirse al lugar donde van a morar los muertos (Génesis 37:35; 42:38; 44:29, 31; Núm 16:30,33; Salmo 6:5; 16:10; 30:3; 31:17; 141:7. Eclesiastés 9:10; Isaías 14:9, 11, 15; 38:10,18; Ezq. 31:15-17; etc. etc.)


Vamos a analizar algunos de los textos enunciados arriba para comprender mejor qué es el Seol, y si hay posibilidad que exista algún tipo de vida espiritual y consciente en ese lugar.


Números 16:30-33


30 Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.

31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. 32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. 33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. 34 Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra.”


Este texto es muy esclarecedor porque indica, sin ninguna duda, que el Seol se ubica bajo de la tierra, como se evidencia por las frases: “se abrió la tierra...y los cubrió la tierra, y perecieron”. Aunque, en este caso singular, entraron vivos, al cubrirles la tierra, perecieron. Luego el Seol no es más que una fosa en la tierra, como la sepultura o sepulcro donde todos los que entraron o cayeron o fueron a parar a él, murieron. ¿Dónde fueron los espíritus de los que murieron en esta ocasión? ¿Se quedaron bajo tierra o quizá la atravesaron y vagan por el aire?


Los que creemos que la Biblia contiene la revelación de Dios para la salvación de la humanidad, no precisamos hacer conjeturas respecto a lo que ocurre con los muertos y si hay algún tipo de vida en el espíritu de ellos. Los siguientes textos no pueden ser más explícitos para desentrañar cualquier duda que nos pueda quedar al respecto.

Salmo 6:5


5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?”


Eclesiastés 9: 5, 6, 10


5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.”


10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.


Gracias damos a Dios de que nos ha dado su Palabra, porque por ella no necesitamos permanecer en el error, y en la ignorancia. Si no tuviéramos las Sagradas Escrituras, podríamos creer o pensar lo que nuestra imaginación fuera capaz, como todavía hacen algunas tribus que tienen poco contacto con la civilización. Sus componentes practican ritos ancestrales con los que pretenden ahuyentar a los malos espíritus. Pues bien, hoy día en el siglo XXI, hay todavía muchísimas personas que creen que existen los espíritus de los muertos, ello sería comprensible si no hubieran leído la Biblia. Pero que el mundo cristiano en general, a pesar de fundamentarse en la Biblia y de poseer, conocer y practicar toda la Revelación de Dios, afirme que los espíritus de los muertos existen y habitan conscientemente en algún lugar, es difícil de asimilar, a la luz de la Palabra de Dios. En el Seol no hay ningún tipo de vida, ni en el cuerpo ni en el espíritu, y así lo afirma la Palabra (Ecl. 9:10). Creer otra cosa es emplear la imaginación, y querer hacer decir a la Biblia lo que no declara.


6. ¿Qué es y dónde está el Hades?


Según el diccionario Salvat5 tiene los siguientes significados:


  1. Entre los griegos, dios de los infiernos.

  2. Mansión de los muertos en la que, según Homero, las almas, en forma de espectros o sombras, vagaban privadas de todo goce o dolor.

  3. En la versión griega de la Biblia, nombre dado a la morada de todos los difuntos, justos e injustos;

  4. Traducción vulgar de la palabra hebrea Seol.

  5. En los pasajes bíblicos de fines del siglo II a.C. y en el Nuevo Testamento se emplea el nombre de Gehenna o infierno para referirse al lugar de castigo de los pecadores. Gehenna y Hades se convierten en sinónimos en los escritos rabínicos a partir de esa fecha, al abrirse paso la idea de que los justos son acogidos por Dios inmediatamente después de morir.


¿Qué dice la Biblia?


Hemos encontrado la palabra Hades unas diez veces en el Nuevo Testamento, en los pasajes siguientes:


Mateo 11:23; Lucas 10:15:


Y tú Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida;...”


En Capernaum, donde Jesús habitó y predicó durante meses e hizo muchas señales milagrosas, la gente se sentía orgullosa de su posición y de su poder. De ahí la amonestación de Jesús, de que sería abatida hasta el Hades, es decir, en este caso, el Hades, representa, el lugar más bajo al que podía descender cuando fuera humillada por haber rechazado la luz del evangelio, lugar de muerte, de desolación y tinieblas, de donde no se sale si no es para condenación y juicio para los que no han querido creer la verdad.


Mateo 16:18


Y yo también te digo, que tú eres pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Compárese con Salmos 9:13; 107:18, en donde se habla de las puertas de la muerte.)


Las puertas en las antiguas ciudades amuralladas eran los lugares más protegidos. En este caso Hades se refiere a la morada de los muertos. Figuradamente esas puertas impiden que los muertos vuelvan a vivir. La muerte y el Hades se personifican como enemigos del ser humano porque representan el fin de la vida, y además, nos esclavizan, por el temor, mientras vivimos (Hebreos 2:15).


Hasta que Jesús venció a la muerte con su resurrección, Satanás tenía “las llaves” del Hades o de la muerte: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo,” (Hebreos 2:14).


El apóstol Pablo identifica el Hades, o sea el lugar que recibe a los muertos y los mantiene prisioneros allí por la muerte, con la misma muerte que es la causante de que exista el Hades. Veamos lo que dice la Palabra en 1ª Corintios 15:55: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?


Si comparamos con el pasaje del Antiguo Testamento que Pablo está citando, Oseas 13:14: “De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol;...”, podemos observar perfectamente el paralelismo e identificación que Pablo establece en 1ª Corintios 15:55, entre muerte y sepulcro por una parte, y muerte y Seol, por otra. Por lo que también deducimos que Seol equivale a sepulcro.


Lucas 16:23


Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.”


Este texto forma parte de la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31). Aquí Jesús, no está pretendiendo describir el Hades ni a sus moradores, sino de dar las enseñanzas que conllevan toda parábola. Él usaba ilustraciones que la gente conocía muy bien entonces, como es el caso de todas sus parábolas para enseñar verdades espirituales.


Jesús estaba hablando a los fariseos. Y los judíos del tiempo de Jesús habían incorporado muchas tradiciones humanas que no se fundaban en la Revelación, y sabemos, que Jesús, les echa en cara o reprocha eso mismo muchas veces (Marcos 7:7-9, 13). Abrahán era el padre de los judíos (Juan 8:39, 56), y éstos habían llegado a creer que Abrahán daba la bienvenida a sus hijos en el paraíso en una forma parecida a la que ahora, a veces, se representa a Pedro recibiendo a los cristianos en la puerta del cielo.


Existen muchos detalles que demuestran que se trata de una parábola, lo que hace exhaustivo describirlos todos en breve espacio, pero además, este tema ya lo hemos analizado en otro estudio anterior. Por otro lado, Jesús, al dar la enseñanza, hace aparecer al rico no como un espíritu, sino como una persona viva que, por ello, dispone de un cuerpo físico perfectamente operativo, con ojos que pueden ver, y a todo él, atormentado por una llama. Sin embargo, lo único que pide el rico a Abraham es que el dedo de Lázaro mojado en agua refresque su lengua. Como podemos comprobar, no hay nada espiritual, todo es físico: (su lengua, el dedo de Lázaro, el agua para refrescar su ardiente lengua, etc). Detalles todos adecuados para hacer una ilustración, pero accesorios con respecto a la enseñanza que Jesús quiere mostrar, pues claramente son identificables como hechos no reales, producto de la mitología o leyenda de la época.


Citaremos, sólo algunos detalles más que nos pueden hacer reflexionar, sobre si realmente Jesús estaba describiendo hechos reales o por el contrario, según todo parece indicar, se trata de una parábola más. Por ejemplo: Abrahán aparece en la parábola como si presidiera sobre el Hades. El rico de dirige a Abrahán como si fuera Dios, etc, etc.


La parábola en cuestión no pretende describir el estado ni el lugar de los muertos, sino mostrar la verdad de que el destino eterno se decide en la vida presente. No hay un segundo tiempo de gracia. Además hay otras enseñanzas evidentes como que la conversión de una persona no se consigue por señales milagrosas sino por oír la Palabra de Dios y creerla. Además, posiblemente estos textos de Lucas 16:19-31, tienen que ver con Lucas 16:14, donde se dice que los fariseos eran avaros, y el rico ilustra o representa la avaricia que impidió al rico ayudar al pobre Lázaro. Representa que el apego excesivo por las cosas materiales, llegando a la avaricia, es incompatible con la vida eterna en el cielo con Dios. Esta parábola no pretende enseñar que los hombres reciben su recompensa nada más morir, pues ello contradice lo que Jesús mismo enseñó: “El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27; 25:31-41; 1 Cor. 15:51-55; 1 Tesa. 4:16-17; Apoc. 22:12; Etc .)


¿Qué es el Hades? ¿Está el Hades en algún lugar concreto en la Tierra, en el espacio interestelar o en el cielo?


Hasta aquí hemos tratado de probar que el Hades es la palabra griega que sustituye o traduce a la hebrea Seol, que tantas veces aparece en el Antiguo Testamento. Como hemos visto designa a la morada de los muertos, se identifica con la tumba, el sepulcro o la sepultura, y se localiza bajo de la tierra, donde, evidentemente, van a parar la mayoría de los que han muerto, por no decir todos los muertos. No obstante, por si quedara alguna duda presentamos los siguientes textos donde el apóstol Pedro identifica al Seol del Antiguo Testamento con el Hades;


Hechos 2: 27


Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”.


En su famoso primer discurso, Pedro cita, exactamente, Salmos 16:10: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”. Lo único que cambia de Hechos 2:27, es la palabra Hades que sustituye a Seol, porque, como es lógico, Hades es el término equivalente a Seol.


¿Es acaso un lugar donde habitan los espíritus conscientes de los muertos?


Hechos 2: 31


Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción” (Verso 31).


David, en el Salmo 16:10, se estaba refiriendo proféticamente a Jesús, del que dice que no sería dejado en el Seol o en el Hades para que no sufriese corrupción.


¿Qué quiere decir: “ni permitirás que tu Santo vea corrupción”?


Significa que tanto el Seol como el Hades son lugares donde se corrompen los cuerpos de los seres humanos. Es lo mismo que ocurre en las sepulturas o tumbas. Un cadáver, a los pocos días después de ser enterrado, empieza a descomponerse, hasta convertirse en polvo con los años. Dios no permitió que esto le ocurriera al cuerpo de Jesús porque fue resucitado al tercer día de su muerte: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.” (Hechos 2: 27).


Pedro, lo explica magistralmente en los versos siguientes, Hechos 2: 29-35. David, que aunque fue profeta, murió y fue sepultado como todo el mundo, “porque David no subió a los cielos;...” (Hechos 2:34). Como profeta tuvo el privilegio de conocer que Cristo Jesús nacería, según la carne, de su descendencia (verso 30) y le fue revelado que Jesús sería resucitado, por lo que “su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción” (Verso 31). Sólo la resurrección evita la corrupción del cuerpo de Jesús, y da vida a su alma que había dejado de existir por tres días.


A continuación transcribimos los últimos textos donde nuevamente aparece la palabra Hades. Como podemos ver en todos ellos, Hades siempre va precedida por muerte, puesto que ésta lleva irremisiblemente al Hades.


Apocalipsis 1:18


18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.


Como vimos antes, Jesús venció a la muerte con su resurrección, pues, Satanás tenía “las llaves” del Hades o de la muerte: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo,” (Hebreos 2:14).


A partir de la resurrección de Jesús, la muerte es vencida, el Hades ya no puede albergar perpetuamente a los muertos. Él ha conseguido “las llaves del Hades”, o sea nuestro derecho a ser rescatados de la muerte, porque para ello entregó su vida en lugar de la nuestra, y es el Primogénito de entre los muertos (Colosenses 1:17; Apocalipsis 1:5).

Apocalipsis 6:8


8 Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.”


Apocalipsis 20:13, 14


13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”


Este pasaje hace distinción entre los muertos enterrados en el mar con los muertos enterrados en tierra, es decir, en el Hades. La muerte segunda acaba definitivamente con la muerte y el Hades, porque al no haber ya más muerte tampoco es necesario ningún lugar para los muertos.


7. ¿Es el alma humana inmortal?


La Biblia dice que el único que tiene inmortalidad es Dios:


1ª Timoteo 1:17; 6:16:


Él único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.”


Anteriormente hemos comprobado que el ser humano es un alma viviente, y los siguientes textos no sólo lo ratifican sino que aseveran que el alma que pecare esa morirá. Luego, si puede morir, no es inmortal.


Ezequiel 18:4, 20


4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.”


Mateo 10: 28:

Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.


¿Está diciendo Jesús aquí que no pueden matar el alma porque es espiritual, por tanto inmaterial e inmortal?


Evidentemente el alma no es inmortal porque puede destruirla Dios en el infierno, o sea la segunda muerte (Véase Mateo 10:28 ú.p., y Apocalipsis 2:11; 20:6; 20:14; 21:8). Ya hemos visto que el ser humano no tiene un alma sino que es un alma. La palabra original hebrea néfesh y, también, la griega psujé, en muchos casos se traducen alma, pero aquí y en otros contextos tiene el significado de vida, y se refiere a la identidad personal, a la persona entera. En ningún caso tiene la connotación de vida consciente fuera o independientemente del cuerpo.


Está claro que cuando una persona muere deja de existir, por lo menos en este mundo, y que el ser humano, por su naturaleza, no puede vivir sin el cuerpo, si antes Dios no obra milagrosamente, devolviéndole la vida, lo cual Dios tiene previsto en el juicio final. En mi opinión, lo que Jesús afirma en este verso, es que aunque haya muerto una persona, esa alma, vida o identidad no está pérdida para la eternidad, puesto que Dios es el Creador y Dador de la vida, Él es todopoderoso para mantener esa vida en su memoria y reconstruirla mediante la resurrección cuando venga Jesucristo en su segunda venida (Véase Colosenses 3:3: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”)


Esta esperanza tenía el apóstol Pablo cuando dijo en 2ª Timoteo 1:12: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”


¿A que depósito se está refiriendo Pablo? Sin duda tiene que ser algo importante, pues sólo Dios es poderoso para guárdeselo. Posiblemente, se está refiriendo a su vida e identidad como persona, su carácter y personalidad que le identifican, que él ha construido durante toda su vida mientras estaba en el cuerpo, y cuyas obras están escritas en el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 21:27).

¿Cuándo esperaba Pablo recibir la “corona de justicia” nada más morir o “en aquel día, cuando el Señor venga”


2ª Timoteo 4:7, 8


He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.””


8. ¿Demuestran 2ª Corintios 5: 1-8 y Filipenses 1: 20-25 que el alma separada del cuerpo tiene vida consciente en sí misma*?


Analizaremos, en primer lugar, 2ª Corintios 5:1-9, y a continuación Filipenses 1: 20-25, teniendo en cuenta que cualquier interpretación que se haga de estas frases del apóstol Pablo, no deberían estar en contradicción con todo el resto de la Biblia, y especialmente, con otras epístolas escritas por el mismo apóstol como son 1ª Corintios 15 y 1ª Tesalonicenses 4: 13-18.


Tanto en 1ª Corintios 15: 51-57 como en 1ª Tesalonicenses 4: 13-18, Pablo nos revela el misterio de la resurrección, explicándonos que en dicho evento la muerte y el sepulcro serán vencidos porque ya no existirán más, y nuestro cuerpo mortal corruptible sería revestido de inmortalidad: “los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1ª Corintios 15:52). Y en 1ª Tesalonicenses 4:13-18, explica que la resurrección tendrá lugar cuando Jesús aparezca por segunda vez en gloria. En ese momento se traen a la vida los que durmieron en Cristo, con un cuerpo incorruptible, y junto con los que en ese momento viven, son transformados con un cuerpo espiritual semejante al que tuvo Cristo cuando resucitó, y son arrebatados y trasladados al encuentro con Jesús.


Por supuesto, los no creyentes que vivan cuando venga Jesús, no son transformados sino que mueren porque no pueden soportar el resplandor de su gloria, y los muertos impíos “...no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años...” (Apocalipsis 20:5). Al final de esos mil años se produce la resurrección de todos los malvados de todas las épocas, y cuando intentan cercar el campamento de los santos y la ciudad amada son destruidos por fuego (Apocalipsis 20:7-10). Por eso dice el apóstol Juan en Apocalipsis 20:6, “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinaran con él mil años.”


Por tanto, a la luz de toda la Biblia, y especialmente de los textos citados antes vamos a estudiar lo que nos está diciendo Pablo en 2ª Corintios 5:1-9:


2 Corintios 5:1-8


1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.


6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.


Verso 1: ¿Qué representa la morada terrestre? Una lectura poco profunda nos podría dar la impresión de que el apóstol está presentando la morada celestial, una casa eterna en los cielos hecha por Dios, en contraste con la morada terrestre frágil y efímera. Sin embargo, Pablo llama al cuerpo de los seres humanos “nuestra morada terrestre”, y lo compara con un tabernáculo, tienda o carpa. Nuestra morada en este cuerpo de carne y huesos, es provisional en tanto que vivimos en este mundo, en peregrinación a la tierra prometida, como también es precario habitar en una tienda de campaña como las que el propio Pablo fabricaba.


¿En que radicaba la esperanza de Pablo? ¿Cuál era su consuelo?


Pablo tenía la absoluta convicción de que, si su morada terrestre se deshiciera, es decir, si moría, su vida sería restaurada, mediante la resurrección, con un cuerpo espiritual (1ª Corintios 15:35-55). Este cuerpo ya no tendría la precariedad de una tienda como el cuerpo de la morada terrestre, sino que poseería la solidez y la eternidad de un edificio, de una casa no hecha de manos humanas sino por Dios mismo. En todo momento de su vida Pablo espera en la resurrección, en la segunda venida de Cristo, como la solución al problema de la muerte (Véase 2ª Timoteo 4: 6, 7; 2ª Corintios 1:9; 1ª Tesalonicenses 4: 13-18; Efesios 3: 20).


Verso 2: ¿Cuál es el gran deseo de Pablo?: “deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;” ¿Acaso está Pablo diciendo que quiere ser liberado del cuerpo terrestre, lo que implicaría haber muerto previamente, y ser trasladado en espíritu al cielo? Evidentemente, de ninguna manera, nadie, ni siquiera los que piensan que el espíritu tiene vida consciente al morir, puede hacer decir eso al versículo 2. Lo que él está afirmando es su inmenso deseo de que el cuerpo terrestre, lo mortal, se revista de inmortalidad (1ª Corintios 15:53), es decir, sea revestido de la “habitación celestial”, la morada eterna e inmortal.


Verso 3: ¿Cuándo preferiría Pablo ser revestido de inmortalidad después de muerto o mientras estuviese viviendo en la morada terrestre? Sin duda, Pablo y creo que todos preferiríamos “ser hallados vestidos y no desnudos” cuando ese evento ocurra. “Vestidos”, pues, representa viviendo en el cuerpo mortal, y “desnudos” significa, cuando el cuerpo terrestre se deshiciere. Él está expresando su deseo de que se produzca esa maravillosa transformación de su cuerpo mientras vive, como así lo confirman sus palabras en 1ª Tesalonicenses 4:17: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos [los muertos resucitados] en las nubes para recibir al Señor en el aire...”.


Verso 4: “Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.”


¿Quiénes son los que están en este tabernáculo? Son todos aquellos que están viviendo y gimen porque la morada terrestre, el cuerpo mortal se desgasta, sufre, y tiene que deshacerse cuando uno muere, si Cristo no llega antes. Pablo sigue insistiendo y expresando su gran anhelo de no “ser desnudado”, es decir, no quisiera gustar la muerte, sino que su cuerpo mortal fuera revestido por la vida. Se trata de la misma esperanza que presenta en 1ª Corintios 15:51, 53: “He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”


Verso 5: “Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.


Dios nos ha hecho para que tengamos vida eterna en Cristo Jesús. Las arras, es decir, la prenda, el pago anticipado, la garantía de que obtendremos esa vida, es el Espíritu Santo que se nos ha dado al aceptar el sacrificio expiatorio de Jesús por nuestros pecados. Las arras, son pues, el anticipo de la herencia eterna que tenemos asegurada al haber sido adoptados hijos de Dios (Efesios 1:13, 14: “En él [Cristo] también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para la alabanza de su gloria.” (Véase además: Colosenses 1:12,13; Romanos 8:14-17).


Verso 6, 7: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista);”


La confianza de Pablo en las promesas del Señor es total. Él había visto y escuchado a Jesús en el camino a Damasco, y recibido los dones del Espíritu Santo de una forma especial, como correspondía a un apóstol de Jesús. Aunque Pablo, fue muy privilegiado con respecto a los creyentes de “a pie”, mientras estuviese en “el cuerpo” es decir, en este mundo, al igual que nosotros, tenía que caminar por fe no por vista, puesto que tampoco podía ver al Señor desde su morada terrestre.


Verso 8: “Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”


Nuevamente, Pablo expresa, además de su absoluta confianza en las promesas de Jesús, su reiterado deseo de estar con Cristo, sin conocer la muerte. Por eso dice “quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” Es la expresión del anhelo de todo cristiano, estar con Cristo, lo que no es compatible con el cuerpo corruptible de la morada terrestre. Ausente del cuerpo pero no “desnudado” sino “revestido de la habitación celeste”. Pablo está diciendo que preferiría ya no estar en el cuerpo, es decir, en este mundo, teniendo que sufrir en su propia carne tantas tribulaciones y pruebas y aflicciones etc. por Cristo y enfermedades. Querría estar ya con Cristo.


¿Está deseando Pablo morirse, por tanto, ser desnudado, o sea desprendido del cuerpo terrestre, para ir en espíritu a la presencia del Señor?


La respuesta afirmativa a esta pregunta, no tiene base bíblica alguna, incluso contradice los propios deseos de Pablo afirmados en el verso 4: “...Porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” Lo que él quiere, no es morirse e ir en espíritu a estar con el Señor, cosa que aunque lo desee sabe que no es posible, sino no es antes, revestido, y transformado su cuerpo mortal en otro inmortal y espiritual. Si al morir, el espíritu, de forma consciente, fuera inmediatamente a gozar de la presencia del Señor, no se necesitaría antes ser revestido con un cuerpo inmortal, como afirma el mismo Pablo en 1ª Corintios 15, y 1ª Tesalonicenses 4:13-17.


Analicemos ahora el siguiente pasaje en que Pablo manifiesta de nuevo su deseo de estar con Cristo.


Filipense 1:21-26:


21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. 25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, 26 para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.”


Verso 21,22: “21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.”


Esta declaración demuestra que Pablo estaba entregado totalmente a la obra de Cristo. Estaba dispuesto a todo, a sufrir las mayores penalidades y a morir si fuese preciso si ello redundaba en una mayor extensión de la predicación del evangelio, y muchas más almas llevadas a Cristo. Él mismo lo expresa al final del versículo 20: “....Ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”.


Por un lado, era consciente de cuán necesaria e importante era su misión (Ver v.25). Pablo había demostrado sobradamente que no se arredraba ante las penalidades, constantes persecuciones, peligros y azotes (Hechos 16:22, 23, 37; 2 Corintios 11:24-28, etc.).


Por otra parte, morir también representaba liberarse de todas esas pruebas, sufrimientos, dolores, que el experimentó por Cristo. Por tanto, si dependiera de él, elegir su destino, no sabría escoger lo que resultaría mejor para la gloria de su Señor. Puesto que su esperanza estaba puesta en Cristo, en la resurrección conseguida por éste para los creyentes, no temía la muerte.


Verso 23: “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.”


Como ya hemos visto Pablo se acomodaba a todo y a todos para ganar almas para Cristo. Creo que cualquier cristiano fiel y ferviente se identificaría con estas palabras de Pablo, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, y las haría suyas. En mi opinión, no pienso que Pablo deseara morirse, aunque, muchas veces, no le faltaron motivos para ello (ver versos anteriores). No obstante, su fervor, fe, entusiasmo y amor a Cristo hacía que no le importara entregar su vida si con ello glorificaba a su Maestro.


Sin duda, “estar con Cristo” es muchísimo mejor, pues significa el descanso completo de todos sus dolores, fatigas, sufrimientos, etc. La cuestión que aquí se plantea es:


¿Creía Pablo que al morir iba inmediatamente a la presencia de Cristo?


Si la muerte es un estado inconsciente, el lapso de tiempo, variable de unos a otros en cuanto a tiempo real, que transcurre desde el momento en que se muere hasta el instante en que los muertos son despertados por la voz de Cristo en la resurrección (Daniel 12:2; 1ª Corintios 15; 1ª Tesalonicenses 4: 13-18, etc.), no cuenta, puesto que en ese estado no se siente nada. El momento de morir y el de estar o encontrarse con Cristo, se experimenta como ir inmediatamente a su presencia.


Probablemente sea éste el significado de la declaración de Pablo del versículo 23. Su esperanza, a lo largo de todas sus epístolas, está puesta en el día de la resurrección, cuando venga Jesús por segunda vez en gloria con sus santos ángeles, como indican todos los textos estudiados, veamos de nuevo alguno de ellos:


2ª Timoteo 4: 7, 8:


7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”


2ª Corintios 1: 8-10:


8 Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. 9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; 10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;”


Filipenses 3: 10,11


10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.


Otra explicación también sería que quizá Pablo al expresar su deseo de partir y estar con Cristo, pensaba en que le gustaría ser arrebatado como fue Elías, transformado en un abrir y cerrar de ojos, y convertido esto mortal en inmortal e incorruptible (1ª Corintios 15:51-56). Porque él sabía perfectamente “que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1ª Corintios 15:50). Su deseo ferviente no lo convierte en una posibilidad real, si Dios quisiera podría ser traspuesto, así como lo fue también Enoc (Hebreos 11:5: “5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.).


Los textos de 2ª Corintios 5: 8 y Filipenses 1:23, tomados aisladamente y leídos superficialmente nos pueden dar la impresión de que Pablo piensa que el cristiano al morir se reúne inmediatamente con Cristo. Esta interpretación estaría en total contradicción, con el contexto, las mismas epístolas de San Pablo y el resto de la Biblia. En cualquier caso, el apóstol no está hablando del alma ni del espíritu, y en ningún momento dice que su alma desencarnada va al cielo nada más morir, sino que expresa su ferviente deseo de reunirse con Cristo, lo que sólo se puede producir como él mismo ha explicado, revestido con un cuerpo incorruptible e inmortal, en la segunda venida de Nuestro Señor, lo que representa sólo un instante, desde que uno cae en el profundo sueño de la muerte hasta el momento de ser despertado.


Se trata, pues, de creer y aceptar lo que es más evidente en la Biblia, lo que reúne muchas pruebas. La verdad es una sola. No puede ser al mismo tiempo, una cosa y la contraria. Por otro lado, la creencia en que los espíritus o las almas de los muertos tienen vida eterna consciente, ha llevado a otros errores mucho más perniciosos como el que se produce en los fenómenos espiritistas donde la gente cree sinceramente que se está comunicando con los espíritus de sus familiares o conocidos fallecidos, cuando en realidad se trata de los espíritus malignos o demonios.


También es muy lamentable que debido a esta doctrina, la cristiandad en general crea que el Dios de amor, en el que confiesan creer, tiene en sí mismo tal carácter que es capaz de condenar a los no salvos con un infierno eterno de torturas y tormentos.

9. Conclusión


La creencia de que al morir el espíritu sigue viviendo conscientemente en alguna parte, es antiquísima. La mayoría de la Cristiandad la ha adoptado, sin tener un auténtico apoyo bíblico. Ello la ha llevado a cometer otros errores, como son las doctrinas de la inmortalidad del alma y del infierno. Además, mucha gente sincera ha sido engañada por el espiritismo, al creer que podía comunicarse con los espíritus de sus familiares y conocidos fallecidos. Si admitimos y creemos que los espíritus de los muertos viven conscientemente en algún lugar, es lógico y natural que tratemos de establecer contacto con ellos, para obtener información de su nuevo estado, aunque la Palabra de Dios, expresamente, lo prohíba.


El ser humano es un alma. Alma y espíritu se usan en la Biblia, en muchos contextos, indistintamente, con el significado de vida. Aunque el espíritu es el que da vida (Juan 6:63), pues hace que el cuerpo inanimado, físico y material se convierta en un alma viviente, cuando recibe el aliento, hálito o espíritu de vida (Génesis 2:7). Morir es exhalar el espíritu, entregar el espíritu. El espíritu va a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12:7).


El Seol y el Hades son las palabras que designan, en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, respectivamente, el mismo lugar: la morada figurada de los muertos, lo que equivale al sepulcro, la tumba o la sepultura.


La esperanza de todo cristiano está en la resurrección cuando Cristo venga por segunda vez en gloria con todos sus santos ángeles (Juan 5:28,29; 1ª Corintios 15; 1ª Tesalonicenses 4:13-18, etc.).








Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts@gmail.com



Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

2 2. Objeciones al estado inconsciente de los muertos.

3 ¿Qué le dijo Jesús al buen ladrón: “De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso o....”?

4 El estado de los muertos.

5 1968, Salvat Editores, S.A. Barcelona

*

Introducción, programación y cuestionarios de las sesiones del ciclo:


Dios y nuestro sufrimiento: De Job a C.S. Lewis


Carlos Aracil Orts


Versión 02-12-07


Sesiones organizadas por las iglesias Evangélica española, Episcopal Reformada Española y Primera Iglesia Evangélica Bautista, y el Consejo Evangélico de la Comunidad Valenciana.


Introducción.


Las iglesias mencionadas en el encabezamiento de esta breve crónica programaron el desarrollo y estudio de este tema mediante cuatro sesiones repartidas en el último trimestre del año 2007. Las tres iglesias organizadoras se han reunido en cada sesión en el local de una de ellas de forma alternada. Además, previamente a cada sesión programada, grupos seleccionados de miembros y simpatizantes de cada iglesia se han reunido por separado, para preparar y debatir los cuestionarios de preguntas sobre el tema propuesto, a fin de elaborar conclusiones que promoviesen el debate en las reuniones generales conjuntas.


Las sesiones de estudio y análisis de este tema se inauguraron en el local de la Primera Iglesia Evangélica Bautista con la proyección de la película titulada “Tierras de penumbra” el día 30 de septiembre de 2007, y con la asistencia de las tres iglesias organizadoras e invitados. Para completar la programación mencionada, se realizaron el resto de sesiones en los locales de las distintas iglesias participantes, en las fechas y temario que a continuación se indica:


Programación de las sesiones *


1ª Sesión. Proyección de la película: “Tierras de penumbra”


Lugar: Primera Iglesia Evangélica Bautista: C/ Plaza Pío XII, 3; Alicante

Fecha: 30 de septiembre de 2007


2ª Sesión: Las equivocadas respuestas humanas al sufrimiento (Pr. Manzanas)


Lugar: Iglesia Evangélica Española: C/ Teniente Llorca, 20; Alicante

Fecha: 20 de octubre de 2007


3ª SESIÓN: La adecuada respuesta de Dios, (Pr. Dixon y J.L. Mira)


Lugar: Iglesia Episcopal Reformada Española: C/ Dr. Sánchez Sanjulián, 8 (Edificio “La Pirámide), Alicante

Fecha: 10 de noviembre de 2007


4ª SESIÓN: Cómo acompañar al doliente. (Pr. Castro).


Lugar: Primera Iglesia Evangélica Bautista: C/ Plaza Pío XII, 3; Alicante

Fecha: 01 de diciembre de 2007


Cuestionarios y temas sobre el sufrimiento para debatir en cada sesión.


1ª Sesión. Proyección de la película : “Tierras de penumbra”


Lugar: Primera Iglesia Evangélica Bautista: C/ Plaza Pío XII, 3; Alicante

Fecha: 30 de septiembre de 2007


Con la introducción del tema del sufrimiento y de la película por los Pastores de las respectivas iglesias, se iniciaron las sesiones sobre “Dios y nuestro sufrimiento: de Job a C.S. Lewis”, finalizando este primer encuentro entre las iglesias con un agradable y fraternal ágape.

2ª Sesión: Las equivocadas respuestas humanas al sufrimiento (Pr. Manzanas)


Lugar: Iglesia Evangélica Española: C/ Teniente Llorca, 20; Alicante

Fecha: 20 de octubre de 2007


1. Lee Job 9:22-24 y Salmo 42. ¿Hasta qué punto nos sentimos solidarios con las preguntas que plantean estos textos?


2. ¿Hay siempre un culpable último del sufrimiento humano? No pensemos en desgracias “naturales” o en grandes cataclismos (terremotos, hura­canes, sequías, guerras...) y pensemos en la catástrofe que para una familia puede significar el nacimiento de un niño con graves anomalías genéticas, o la muerte inesperada de una madre joven o la pérdida de un empleo...


3. ¿Quién es el culpable?

a. ¿Nosotros mismos?

b. ¿Dios?

c. ¿La suerte, el destino, la fatalidad?


4. Aceptar el sufrimiento ¿es sinónimo de falta de esperanza, de derrota, de falta de fe?


5. ¿Puede el sufrimiento “matar” la fe del creyente? Si Dios es el causante de nuestro sufrimiento ¿qué podemos decir de su Justicia?


6. Comenta la frase de C. S. Lewis en su libro “Una pena en observación”


No es que yo corra demasiado peligro de dejar de creer en Dios, o por lo menos no me lo parece. El verdadero peligro está en empezar a pensar tan horriblemente mal de Él. La conclusión a que temo llegar no es la de: “Así que no hay Dios, a fin de cuentas”, sino la de: “De manera que así es como era Dios en realidad. No te sigas engañando”.


3ª SESIÓN: La adecuada respuesta de Dios, (Pr. Dixon y J.L. Mira)


Lugar: Iglesia Episcopal Reformada Española: C/ Dr. Sánchez Sanjulián, 8 (Edificio “La Pirámide), Alicante

Fecha: 10 de noviembre de 2007


1. Lee Job 38, 4 - 39, 30 y busca ejemplos de cómo el Plan de Dios abarca toda la Creación y de cómo su gobierno es bondadoso y justo ¿Qué matiz importante se añade en el Salmo 37,7-11?


2. Seguramente conoces situaciones en las que el sufrimiento es causado por nuestras propias acciones o forma de vivir y también por las acciones o forma de vivir de otras personas. Intenta poner ejemplos y decir cuáles deberían ser nuestras actitudes en uno u otro caso.


3. ¿Por qué en otras épocas (prácticamente hasta el S.XX) siendo mayor el sufrimiento humano que hoy (al menos en el mundo occidental) la gente era más creyente en un Dios bueno?


4. ¿Qué diferencias existen o deberían existir en la forma de enfrentar el sufrimiento entre un no cristiano y un cristiano? Puedes consultar: Job 42, 1ª Corintios 10:13... etc.


5. ¿Crees posible que Dios use el sufrimiento para enseñarnos algo o hacernos mejores personas? Puedes consultar: 1ª Corintios 1:4; Hebreos 12; Santiago 1: 2-4 y 2ª Corintios 12: 7-9; 4:7, 16-18.


6. Podrías realizar un comentario personal a las frases:


El sufrimiento de Cristo me libera de mi propio sufrimiento


El sufrimiento de Cristo transfigura y da sentido a mi propio sufrimiento


Cristo me acompaña en mis sufrimientos y los comparte


Sólo el Dios sufriente puede ayudar (D. Bonhoeffer)


7. La autora dice que el sufrimiento es un misterio, pero si leemos Génesis 3 y Apocalipsis 21, parece que la Biblia da una respuesta más directa ¿qué destacarías de ella?


8. A qué tipos de sufrimiento deberíamos responder con actitudes de:

paciencia

resignación

lucha

compasión


4ª SESIÓN: Cómo acompañar al doliente


Lugar: Primera Iglesia Evangélica Bautista: C/ Plaza Pío XII, 3; Alicante

Fecha: 01 de diciembre de 2007


  1. ¿Qué te sugiere la palabra duelo?


  1. ¿Apunta rápidamente cuáles son las frases que más se utilizan en un funeral para consolar a los familiares. Compara después tu lista con los demás del grupo.


  1. Comparte en el grupo la situación más difícil en la que has tenido que consolar a alguien. ¿Qué sensaciones tuviste? ¿Cómo reaccionó la persona?


  1. Menciona varias razones por las cuales crees que somos tan mirados a la hora de quejarnos a Dios por lo que nos está sucediendo.


  1. ¿Por qué crees que nos cuesta tanto solidarizarnos con el dolor ajeno?


  1. La pregunta: ¿Por qué no a mí?, ¿crees que es oportuna o inoportuna? Justifica la respuesta.


  1. ¿Es cierto que el dolor nos iguala a todos? Justifica la respuesta


  1. Si comparamos la sociología del duelo de hace tan sólo 30 años con la actual. ¿En que aspectos crees que hemos mejorado y en cuáles hemos perdido?


  1. Soy una persona sencilla, sin muchos estudios. ¿Qué consejos me darías para ayudar a una amiga que ha perdido a un hermano joven de un cáncer?


  1. Tenemos un caso en la iglesia de una hermana de 75 años que acaba de perder a su marido. No tiene familia. ¿Cómo podríamos ayudarla como iglesia en todo este proceso de duelo? Apunta diferentes cuestiones que sean prácticas, posibles y evaluables.


Conclusión.


Los grupos formados entre los participantes de las distintas iglesias, realizaron reuniones previas a cada sesión para debatir las respuestas, aportadas por cada componente del grupo, a los cuestionarios anteriormente indicados, a fin de obtener las conclusiones que posteriormente serían tratadas en la reunión conjunta de las tres iglesias. El autor de esta breve crónica, se limitará, en los siguientes artículos, a presentar su aportación como participante del grupo, basada sólo en sus propias ideas y en su visión bíblica del problema del sufrimiento. En el próximo artículo, iniciamos este ciclo de artículos sobre “Dios y nuestro sufrimiento: de Job a C.S. Lewis”, realizando una breve reseña sobre la película “Tierras de Penumbra” que, sin lugar a dudas, es una magnifica película, basada en la vida del escritor C.S. Lewis, que plantea magistralmente el tema del dolor y del sufrimiento.

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts@gmail.com

* Los cuestionarios de cada sesión sobre el tema del sufrimiento fueron proporcionados, a los participantes, por las iglesias organizadoras citadas al comienzo de este artículo.