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viernes, 15 de diciembre de 2006

¿Guardar el día sábado es un Mandamiento de Dios en el Nuevo Pacto?

¿Está el cristiano obligado a guardar el Sábado?

Carlos Aracil Orts

Revisión de 1 de junio de 2006

La pregunta no es ¿Acaso no es saludable física y moralmente descansar un día a la semana y dedicarlo a la adoración y culto a Dios? sino ¿Está el cristiano obligado a guardar el sábado porque es un mandamiento dado por Dios? Esta cuestión se produce por considerar que los diez mandamientos dados al pueblo de Israel y sólo a él, como base del Pacto Antiguo, constituyen la ley moral eterna de Dios para toda la humanidad y para todos los tiempos, lo cual no es cierto en absoluto. Con Cristo se establece el Nuevo Pacto, y queda abolido el Antiguo: 2 Corintios 3:2-18: “2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

La Palabra de Dios citada arriba hace evidente que el Antiguo Pacto queda abolido y sustituido por el Nuevo. El Nuevo Pacto en Cristo inaugura el tiempo de la gracia, la verdad y el amor: “la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17). Lucas 16:1 16: La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.

Juan 13: 34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

1 Corintios 9:20-21: 20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. Véase también:

Gálatas 5:13, 14: 13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Gálatas 6:2: Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

Romanos 7:4-6: “4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

Romanos 10:4-10: “4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. 5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. 6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). 8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Romanos 13: 8-10: “8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. “

En este estudio comprobaremos que el sábado del cuarto mandamiento está abolido porque forma parte de la ley ceremonial prefigurando el descanso de nuestras obras en Cristo, y en ningún sitio del Nuevo Testamento se menciona el deber de guardar el séptimo día como día de reposo. Si en el Nuevo Testamento, se enumeran y se reiteran los otros nueve mandamientos amonestándonos a no transgredirlos, ¿Por qué no se dice nada respecto al sábado? ¿Por qué se iba a dar por sentado que este día es un mandamiento de Dios si en ninguna parte se dice expresamente que había que reposar en ese día, y, sin embargo, se dice todo lo contrario, como que “nadie nos juzgue en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de sábado”? (Colosenses 2:16)

Si la observancia del sábado fuera tan importante para un discípulo de Cristo ¿Por qué el Nuevo Testamento no la enseña en ninguna parte? ¿Por qué no predicó Jesús ni en el Sermón del Monte, ni en ningún otro sitio, que había que guardar el cuarto mandamiento de la Ley de Moisés? ¿Por qué nadie, ni Jesús, ni los apóstoles, ni siquiera en el concilio de Jerusalén (Hechos 15:1-33) ordenaron jamás que se reposara el sábado ni condenaron la violación del descanso sabático?

Los siguientes textos prueban la afirmación de que el sábado no es para la Iglesia de Cristo, pues como hemos visto arriba, en lugar de ordenarnos que lo guardemos se nos dice que era sombra y figura de Cristo y por tanto ya no aplicable a nosotros:

Colosenses 2: 14, 16, 17: “14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Romanos 14:5-6: 5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.” Ésta, al igual que la de Gálatas 4:10, fueron excelentes ocasiones, que tuvo San Pablo para decir algo a favor de la vigencia del mandamiento del reposo sabático del Antiguo Pacto. Sin embargo amonesta a los Gálatas, precisamente, por guardar los días de reposo sábado.

Gálatas 4:9-11: “9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros. Aquí se vuelve a repetir, la fórmula de los días de reposo establecidos por Dios en el Antiguo Pacto (Isaías 66:23, Ez 45:17, Nehemías 10:33, Oseas 2:11: “Haré cesar todo gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas y sus días de reposo, y todas sus festividades.” Como podemos comprobar, los días de reposo se refieren a los sábados semanales, pues sino se produciría una redundancia, pues los días de fiesta se citan en primer lugar, para referirse a todos los días festivos que el pueblo judío obligatoriamente tenía que guardar además de los sábados, como son la Pascua, las Cabañas, Pentecostés, etc. Dios no hace diferencia entre días de santa convocación y días de reposo sábado semanal. Para Dios son igualmente sagrados en el Antiguo Pacto. El capítulo 23 del libro de Levítico nos hace una exhaustiva descripción de las fiestas solemnes de Jehová:

Levítico 23

(1) Habló Jehová a Moisés, diciendo: (2) Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: (3) Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.

4 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos: 5 En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. 6 Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. 7 El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 8 Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis.

9 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 10 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin. 14 No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis. (Igual que el sábado, sería estatuto perpetuo para los judíos)

(15) Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. (16) Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. (Ésta es la fiesta de Pentecostés, obligatoria para Israel, al igual que el sábado)

(17) De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. (18) Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. (19) Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. (20) Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. (21) Y convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones.

22 Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.

23 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 24 Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 25 Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

26 También habló Jehová a Moisés, diciendo: 27 A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 29 Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. 30 Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. 31 Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. 32 Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.

33 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 34 Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días. 35 El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 36 Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.

37 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo, 38 además de los días de reposo de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Jehová.

39 Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo. 40 Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. 41 Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 42 En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, 43 para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.

44 Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Jehová.

Con los textos arriba citados es evidente que el reposo del día sábado se iguala, en cuanto a santidad, con cualquiera de los días citados como fiestas solemnes y santas convocaciones de Jehová. Si dichas fiestas eran ceremoniales o rituales porque prefiguraban a Cristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, igualmente la ley del reposo sabático es una ley ceremonial. Es lógico deducir que, en el Nuevo Pacto, el reposo del sábado, como elemento ceremonial que es, haya quedado abolido y clavado en la cruz así como todas la leyes del Antiguo Pacto, conocidas como la Torah, y que terminan y son cumplidas en Cristo. No obstante, a continuación, presentaremos nuevas evidencias remontándonos al origen del séptimo día.

LOS PACTOS DE DIOS CON LA HUMANIDAD.

1. PACTO CON ADÁN Y EVA

Dios creó a Adán y Eva, los padres de la humanidad, a su imagen y semejanza. Puesto que Dios es amor, su carácter y su gobierno están fundados en el amor, su ley universal es el amor. Él, sin duda, creó a esta primera pareja con un carácter y naturaleza perfecta, semejante a la suya, e implantó en la mente de ellos su perfecta ley de amor. La vida en el paraíso edénico era perfecta, nada les faltaba, pero todavía no poseían la vida eterna sino que ella estaba condicionada a que por su libre albedrío decidieran obedecer el mandato de Dios y ser fieles y leales a Él. En este primer pacto que Dios hizo con nuestro representantes legales, no se les requería fe, sino una obra de obediencia. Si querían conseguir la vida eterna, tenían que obrar, actuar consecuentemente con la voluntad de Dios. A este pacto inicial de Dios con la Humanidad se le denomina, usualmente, Pacto de Obras, porque era necesario hacer obras para ganar u obtener la salvación eterna.

Después de la caída de Adán y Eva, al independizarse o separarse del Dador de la vida, empieza la decadencia de la raza humana, la depravación de su naturaleza y el empañamiento de la imagen de Dios de todos sus descendientes. A partir de entonces todos nacemos con el pecado original de Adán y Eva, el cual nos es imputado, y separados y en rebeldía con Dios. Como consecuencia de esta rebeldía, los seres humanos en pocos años dejaron de obedecer la ley de amor de Dios implantada en sus corazones hasta llegar al extremo de maldad que describe el libro de Génesis 6:5-12: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. (8) pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” (11) Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. (12) Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

2. PACTO CON NOÉ Y ABRAHAM

Noé halla gracia a los ojos de Dios, y Dios establece su pacto con Noé: Génesis 6:18, 9:1, 9, 11-13: “Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo”(9)He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; (13) Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.” Ésta fue la señal del pacto de Dios con Noe: el arco iris.

Más tarde Dios hace pacto con Abraham: Génesis 17:7: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y le da, también, la señal del pacto: Será circuncidado todo varón entre vosotros..” (Génesis 17:10-14).

3. PACTO CON EL ANTIGUO ISRAEL

La descendencia de Abraham, de acuerdo con lo ordenado por Dios, moraría en tierra ajena, y sería esclava allí (en Egipto), y oprimida cuatrocientos años (Génesis 15:13). Dios, mediante Moisés, libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto, establece pacto con él, y les da la ley en el Sinaí, siendo los diez mandamientos la base y el resumen de ese pacto (Éxodo 19:5-8, 20: 1-17). Antes de dar a su pueblo Israel la ley, Dios les envía el maná, que es símbolo de Cristo, y mediante este “pan” que Dios hace llover del cielo, les da la ley del reposo sabático, enseñando a su pueblo la obediencia, mediante las instrucciones de la cantidad de maná que deberían recoger cada día de la semana (Éxodo 16: 4-5, 22- 29: “Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.

22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará. 27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

Nótese que la ley del reposo sabático es dada por Dios independientemente de los diez mandamientos y antes de su promulgación, pues la ley del reposo en el día séptimo se registra en Éxodo 16:4-5, 22-29, y el Decálogo no aparece hasta Éxodo 20. Es una ley para probar la obediencia del pueblo, y que, más tarde, se incorpora en la primera tabla de la ley, como el cuarto mandamiento. Además, Dios convierte este día séptimo en señal del Pacto Antiguo. Es decir, a cada pacto que Dios tiene con la humanidad, Dios establece una señal para distinguir, identificar y recordar al pueblo su pacto con Él, y esta señal, al igual que la circuncisión dada a Abraham, deja de tener significado cuando Dios realiza el Nuevo Pacto en Cristo. Al igual que sucede con la circuncisión que ya no tiene validez ni se practica en los cristianos, ocurre con el día de reposo sábado que sólo era señal para el pueblo de Israel y que en Cristo deja de tener significado. Esto veremos más adelante como lo confirma el Nuevo Testamento.

EL DÍA SÉPTIMO O SÁBADO COMO SEÑAL DEL PACTO.

En Éxodo 31: 12-14, al igual que hizo con Abraham que les dio la circuncisión como señal del pacto, ahora, Dios establece con Israel el día de reposo como señal del pacto: “12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 13 Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. 16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”

Véase también Ezequiel 20:12, 20-21. “12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. 21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo.”

El reposo del sábado o séptimo día de la semana como señal del pacto antiguo de Dios con Israel estaba sujeto a un riguroso reglamento que incluía entre otras cosas, la abstinencia total de realizar obra alguna, o de requerir el trabajo de otros (Éxodo 20: 9-10, Deut. 5:14), prohibición de: encender fuego (Éxodo 35:3), recoger leña (Núm. 15:32-36), preparar comida (Éxodo 16: 22-26), viajar (Éxodo 16: 29,30), llevar carga, comprar y vender (Neh. 15: 15-19). La sanción por transgredir este mandamiento era mayor que por cualquier otro, pues consistía en la pena de muerte (véase Núm. 15:32-36).

Podemos ver claramente que guardar el reposo sabático del Antiguo Pacto, conforme lo exige la ley del sábado, en nuestros días sería prácticamente imposible, máxime cuando se requería que los límites del sábado fueran de la puesta del sol del viernes a la puesta del sol del sábado. No obstante, según la ley mereceríamos la muerte, y no podríamos salvarnos si no lo guardásemos, y como dice Santiago 2:10 “Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto es hecho culpable de todos” o también lo que refiere Pablo en Gálatas 3:10: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”. Por todo lo citado arriba, hemos podido comprobar que el sábado es una ley ceremonial, señal del pacto antiguo, que como toda ley ceremonial prefigura a Cristo, y tiene su fin o terminación en la cruz de Cristo, donde se inicia el Nuevo Pacto, dejando de tener efecto el Antiguo, y por tanto, ya no tiene sentido la señal del Pacto Antiguo, el reposo del sábado, en el Nuevo Pacto en Cristo.

EL ORIGEN DEL SÉPTIMO DÍA.

Aparece por primera vez en el relato de la Creación de este mundo por Dios. Génesis 2: 2,3 :“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo (3) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

En primer lugar, al contrario que los días de la creación que están compuestos de mañana y tarde, es decir de noche y día, el día séptimo aparece en el relato bíblico sin esa característica, es decir, es un reposo que no cesa, sin límite de finalización. Adán y Eva, si no hubieran desobedecido habrían entrado en un reposar continuo en la presencia de Dios.

En segundo lugar, en estos versículos no existe mandamiento alguno de parte de Dios a Adán de que lo guardara, reposara y evitase todo tipo de actividad o trabajo en ese día. El mandamiento de no hacer obra alguna en este día lo dio Dios a Israel, como hemos visto, unos 2.500 años después, en tiempos de Moisés, y durante todo este tiempo, no existe registro bíblico de que la humanidad o los patriarcas (Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José) lo guardasen como un día obligatorio de reposo de toda obra, de culto y adoración, dado como ley a la humanidad por Dios.

En tercer lugar, el guardar el sábado como día de reposo consagrado a Dios es un mandamiento dado por Dios sólo a su pueblo Israel, antes de la proclamación del Decálogo en el monte Sinaí como señal del Antiguo Pacto (Éxodo 16:4,5, 23-30 y Éxodo 31:12-17 vistos arriba), y como recordatorio de que Él había sacado a su pueblo de la esclavitud de Egipto, y además era su Creador (Éxodo 20: 1-3, 8-11: “1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí... 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”)

¿Cuál fue el propósito de Dios?

Parece claro que el propósito de Dios, al distribuir la creación en seis días y señalar el séptimo para el descanso, es fundamentalmente pedagógico, para mostrar al ser humano, en el futuro, cual debería ser el ciclo vital o biológico, trabajo-descanso, que mejor se ajustaría a la naturaleza de los seres que había creado. Es evidente, que Dios reposó no porque le produjese cansancio el trabajo de la creación, sino como ejemplo para nosotros. Por otro lado, Dios que ya había previsto la caída de Adán, creó el día séptimo para que sirviera de recordatorio a la humanidad, de la creación efectuada, y de Él como Creador. El reposo del sábado también tiene un aspecto y propósito ceremonial, como ya hemos visto. Las formas o aspectos ceremoniales de la ley representaban la sombra (Col. 2:16,17), figura o tipo figurativo de la realidad, es decir, se refieren, siempre, al antitipo que es la persona y la obra de Cristo.

El sentido simbólico o figurativo que tiene para el cristiano el reposo del séptimo día, consiste en participar en el verdadero reposo, reposar en Dios, en todas sus promesas, no confiar en nuestras obras, sino en la obra de Cristo, Hebreos 4:10: 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

¿Está el cristiano obligado a guardar el Sábado? ¿Sigue vigente el Pacto Antiguo aunque estemos en el Nuevo Pacto de Cristo?

Los cristianos pertenecen a Cristo y al Nuevo Pacto de gracia, por tanto deben de obedecer a todo lo se prescribe en el Nuevo Testamento, acorde con el Nuevo Pacto en Cristo. Veamos, lo que dice el libro de Hebreos con respecto a la vigencia del Antiguo Pacto:, “(22) Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. (Hebreos 7:22)

Hebreos 8:6-13: “(6) Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. 8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; 9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. 10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; 11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. 12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer. Queda, pues, confirmada la no vigencia del Antiguo Pacto.

IDENTIFICANDO EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL Y SIMBÓLICO DEL REPOSO

San Pablo, en el libro de Hebreos y en los siguientes versículos interpreta inspiradamente lo que significa y simboliza el reposo para el cristiano en el Nuevo Pacto. Se está refiriendo que tanto los judíos como los gentiles sólo tienen un modo de entrar en el reposo de Dios: Creer al evangelio, tener fe. Hebreos 4:1-11: 1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. 8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Es de notar como relaciona Hebreos 4:4-6 el reposo de Dios en el séptimo día de la creación con nuestra necesidad de entrar en el mismo por medio de las buenas nuevas, es decir, que la forma de alcanzar ese reposo es sólo creyendo las promesas de salvación del evangelio. Es necesario, pues, que nos demos cuenta de la naturaleza espiritual del reposo. ¿Cuándo podemos y debemos entrar en el reposo de Dios? ¿Sólo el séptimo día de cada semana? El apóstol Pablo nos contesta: HOY. Hoy mismo debemos abandonar toda confianza en nuestras obras, y confiar plenamente en Él, y obtendremos reposo, alivio y paz para nuestra alma y mente (Romanos 5:1 :”Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”).

Por tanto, este reposo no se refiere al del sábado del Antiguo Testamento, ni al que tendremos en el cielo, sino al que podemos obtener HOY a través de la fe en la obra de Cristo. “Todos aquellos que entran en el reposo de la salvación dejan de depender de sus propias obras. Ya no están tratando de salvarse por medio de sus obras, sino que dejan de obrar y descansan en la obra consumada por el Señor Jesús.”

Debemos confiar en el Señor Jesús y no en el descanso del sábado semanal, y acudir a Él, cada día, no sólo el fin de semana y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28, 29: “28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”)

¿RATIFICA EL NUEVO TESTAMENTO QUE EL REPOSO DEL SÁBADO ERA SOMBRA DE CRISTO, Y POR TANTO YA NO ES OBLIGATORIO?

Veamos lo que nos dice el apóstol Pablo en Colosenses 2:16, 17: “16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Aquí se afirma claramente que la prescripción de guardar los días de reposo, sábados, del Antiguo Testamento era una ley ceremonial (Hebreos 10:1) que termina en Cristo, pues, en Cristo se entra al verdadero reposo, mediante su vida y su muerte, que nos justifica si creemos en sus promesas, y da reposo a nuestras almas.

Gálatas 4: 8-11: “8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”

Romanos 14: 5,6 : 5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.”

Para completar y terminar este estudio, transcribimos unos párrafos del libro “los diez mandamientos” de la Iglesia Bautista de la Gracia Soberana, los cuales nos parecen muy clarificadores.

“Ahora podemos ver más claramente el significado ceremonial del día sábado, y por qué fue necesario que todos los judíos cesaran por completo sus actividades. El día sábado en forma ceremonial o figurativa apuntaba hacia el descanso de la fe en Cristo. Representaba el descanso anunciado por el evangelio. Este es precisamente el argumento de Heb.4:l0 que dice: “Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas “. Todos aquellos que creen verdaderamente en Cristo descansan en su obra, y por lo tanto dejan de hacer obras para justificarse o salvarse a sí mismos. El reposo del día sábado (el cese de toda actividad humana) prefiguraba y apuntaba hacia el descanso por la fe en Cristo. La abundancia de textos en el Nuevo Testamento que enseñan que la salvación no es por obras afirman este punto. Aquí podemos ver el porqué era tan necesario que los judíos no hicieran obra alguna en el día sábado. Si hubieran obrado en el día sábado, habrían transgredido el simbolismo del descanso en Cristo. Habrían mezclado las obras humanas con la obra de Cristo, la gracia y las obras. De este modo habrían echado a perder el simbolismo del reposo en Cristo. Como el apóstol afirma en Gálatas 5:9, “un poco de levadura leuda toda la masa “. Esto es, un poco de confianza en nuestras obras impide que confiemos completamente en la obra de Cristo y así impide que seamos salvos por Él. No negamos que la fe nos conduce a obrar, sino que afirmamos que las obras de los creyentes son el resultado o fruto de la salvación que poseen por la fe en Cristo.

“Para los creyentes el reposo de la salvación significa que están salvos y seguros. Fuera de peligro porque confían plenamente en Cristo, en su obra perfecta, en su justicia perfecta. Todos aquellos que creen en Él encuentran reposo para sus almas, la paz para con Dios y el perdón de sus pecados. Ya no necesitan hacer obra alguna para justificarse ante Dios porque en Cristo ya han sido justificados.” (Iglesia Bautista de la Gracia Soberana).

FIN DE LA PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE: LA LEY EN LA BIBLIA.

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