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martes, 25 de diciembre de 2007


3. La adecuada respuesta de Dios


(Ciclo: Dios y nuestro sufrimiento: De Job a C.S. Lewis)


Carlos Aracil Orts


Versión 02-12-07


Mis respuestas bíblicas a las cuestiones planteadas sobre el problema del sufrimiento en las sesiones organizadas por las iglesias Evangélica española, Episcopal Reformada Española y Primera Iglesia Evangélica Bautista.



Introducción.


En el artículo precedente de esta serie tratamos el tema debatido en la segunda sesión titulado “Las equivocadas respuestas humanas al sufrimiento”.


En este ensayo, al igual que hicimos con las anteriores preguntas, abordamos el desarrollo de las respuestas al cuestionario de la tercera sesión intentado, lo más que sepamos o podamos, fundamentar nuestra argumentación en la Revelación dada por Dios a la humanidad.


Entendemos que el sufrimiento y la muerte son misterios que la razón, la ciencia o los sabios argumentos humanos son incapaces de explicar cabalmente. Por tanto, afrontaremos estos enigmas de la humanidad, con la máxima humildad y a luz de Palabra de Dios.


1. Lee Job 38, 4 - 39, 30 y busca ejemplos de cómo el Plan de Dios abarca toda la Creación y de cómo su gobierno es bondadoso y justo ¿Qué matiz importante se añade en el Salmo 37,7-11?


En capítulos anteriores Job había expresado sus quejas a Dios por las terribles desgracias que le habían acaecido. Él se sentía perplejo y confundido porque se consideraba un hombre justo e inocente de todo mal. No podía encontrar las causas de tanto dolor y sufrimiento sin sentido aparente. Aunque él atribuye a Dios todo lo que le estaba sucediendo sigue manteniéndose fiel a Dios, esperando que algún día se manifestaría su justicia y bondad.

En Job 38, 4-39 es emocionante comprobar cómo Dios responde a Job, y el diálogo que el Todopoderoso establece con su criatura. Aunque Dios no le explica a Job las causas de su desgracia, se le revela como el Creador de todo el universo y que todas las cosas están bajo su control, nada le es oculto o le pasa desapercibido, no hay secretos ni misterios para el Artífice de la creación, Rey de reyes y Señor de señores, ni nada ni nadie que se oponga a Él.


Como criaturas que somos, debemos reconocer, humildemente, que estamos tremendamente limitados por la imperfección propia y del mundo que nos rodea, y porque vivimos en un planeta en rebelión donde predomina el espíritu del mal y la idea de independizarse del Creador. No obstante, Dios, desde el primer instante de la caída de la primera pareja de la humanidad, nos tendió su mano, no nos dejó a nuestra suerte, ni en manos del maligno, sino que, respetando nuestra libertad individual, Él se comunicó con los seres humanos, a través de sus profetas, y mediante la revelación de su voluntad a su pueblo escogido, Israel, y en los últimos tiempos “nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;...” (Hebreos 1:1, 2). El Plan de Dios es universal y contempla la erradicación completa del mal y del dolor y la salvación de todos los que depositen su fe y confianza en su Hijo, Jesucristo, que nos resucitará de los muertos, dándonos un cuerpo glorioso semejante al de Él mismo. (Véase Apocalipsis 21: 1-8).


En el Salmo 37 se nos exhorta a esperar con fe y confiar en la justicia de Dios: el malvado será destruido y los mansos heredarán la tierra.


Salmo 37, 7-11


7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. 8 Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. 9 Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. 10 Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. 11 Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia e paz. “


2. Seguramente conoces situaciones en las que el sufrimiento es causado por nuestras propias acciones o forma de vivir y también por las acciones o forma de vivir de otras personas. Intenta poner ejemplos y decir cuáles deberían ser nuestras actitudes en uno u otro caso.


Ante este tema como en cualquier otro, cada cual, como es natural, hablará según su experiencia, educación, cultura y por la influencia del entorno cercano en que se haya desarrollado la mayor parte de su vida. Este último aspecto es muy importante, porque en el podemos incluir la educación proporcionada por los progenitores y por los maestros y docentes de la escuela primaria y secundaria, y la influencia de los amigos y compañeros, y otras personas del entorno que con su ejemplo y actitud hacia nosotros nos han ido modelando de una determinada manera.


También nuestra forma de ver el mundo, la actitud que adoptemos en nuestro modo de vivir, y nuestras creencias religiosas afectarán nuestras vidas y las de los que nos rodean.


En general, cuando obramos erradamente, o con egoísmo y falta de amor hacia los demás, seguramente, les ocasionamos algún tipo de sufrimiento, y más tarde o temprano también sufriremos las consecuencias en nosotros mismos.


La transgresión de las leyes morales, físicas o naturales o cualquier tipo de ley humana o divina siempre trae consecuencias que se traducirán en sufrimiento (Gálatas 5:7,8):


No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (8) porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 5:7,8)


En el plano físico de la relación con nuestro propio cuerpo, por ejemplo: mantener un estilo de vida en el que no exista equilibrio entre trabajo y descanso, y ejercicio físico, o sea cualquier tipo de intemperancia, y llevar una alimentación inadecuada, puede dar lugar a enfermedades más o menos graves y con ellas el sufrimiento. Igualmente, los malos hábitos de fumar, beber alcohol y tomar otras drogas han causado y seguirán causando mucho sufrimiento.


En el plano social o laboral, se produce mucho sufrimiento cuando no se nos trata con respeto y con amor. Cuando abundan las críticas destructivas, las descalificaciones viscerales e injustificadas etc. No digamos ya en situaciones en las que hay humillaciones, burlas, intolerancia, incomprensión, rechazo de la manera de ser del otro, e incluso agresión psicológica y física, entre compañeros de estudio o de trabajo.


En las relaciones de pareja, ¡cuanto sufrimiento se produce a causa del egoísmo, y de la falta de amor!.


Nuestras actitudes deben ser en cualquier caso, aquellas que conduzcan a asumir nuestra parte de responsabilidad, reconocer nuestras imperfecciones y limitaciones. Cuando el error sea nuestro debemos, con toda humildad, admitirlo, y pedir perdón al/los afectado/s, y tratar con la ayuda de Dios de cambiar y madurar constantemente pensando antes en la felicidad de los demás que en la nuestra.


Cuando son los demás los causantes de nuestro sufrimiento, poco podemos hacer, salvo tratar de comprenderlos, y seguir el mandamiento de nuestro Señor Jesús: devolver bien por mal, amar aun a nuestros enemigos: “Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.” (Lucas 6:32-34; ver también Lucas 17:10).


3. ¿Por qué en otras épocas (prácticamente hasta el S.XX) siendo mayor el sufrimiento humano que hoy (al menos en el mundo occidental) la gente era más creyente en un Dios bueno?


Con el Renacimiento y la Ilustración surge la idea de la modernidad que pone su confianza en la razón humana, y hace énfasis en el método científico y técnico. Se cree que el ser humano ha llegado a la madurez, superando las épocas anteriores dominadas por la irracionalidad y el oscurantismo, y que por el progreso en todos los órdenes se alcanzará la liberación de todas las esclavitudes externas e internas.


La Ilustración defendió la idea del deísmo: un Dios que se limita a crear el mundo y que no interviene en él, siendo esto el primer paso para el ateísmo. La modernidad supone una reivindicación de la libertad, que junto con la razón, constituyen los verdaderos dogmas de este movimiento. El ateísmo moderno encabezado por los filósofos Feuerbach, Marx, Freud, Nietzche y Sartre no sólo rechazan la existencia de Dios sino que se rebelan ante la misma idea de Dios. Pretenden resaltar la dignidad del hombre, haciendo hincapié en la autonomía absoluta del hombre, que niega toda dependencia de Dios.


Al negar el sentido trascendente del hombre, se fue extendiendo por toda la sociedad el materialismo y la secularización. Al tratar de prescindir de Dios, surgieron las ideas evolucionistas, empezando por Mendel y Lamark, siguiendo con Darwin, hasta llegar a la multitud de científicos de hoy, que han tratado, y pretenden, explicar el origen de la creación y de las especies, por generación espontánea de una primera célula o bacteria que ha ido evolucionando a través de cientos de millones de años hasta llegar al estado actual del planeta.


4. ¿Qué diferencias existen o deberían existir en la forma de enfrentar el sufrimiento entre un no cristiano y un cristiano? Puedes consultar: Job 42, 1ª Corintios 10:13... etc.


1ª Corintios 10:13:


No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará juntamente con la tentación la salida, para podáis soportar.”


El cristiano sabe que el origen del dolor y el sufrimiento es el pecado, y puesto que se reconoce pecador, asume su parte de responsabilidad en su existencia. Por tanto, hace frente al sufrimiento mediante la fe en Dios y su Palabra revelada -la Biblia.


En primer lugar, lo acepta como algo inevitable totalmente en este mundo de pecado en el que vivimos. En segundo lugar, por la fe cree que Dios es poderoso para obtener bien aun del mal, 6 “Porque el Señor al que ama, disciplina,...” (Hebreos 12:6). Sabiendo que “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. (Hebreos 12:11).


En segundo lugar, el cristiano espera firmemente en las promesas de Dios: “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Rom. 8:18:). Además, “... sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28).


Sin embargo, si no se confía o no se cree en Dios, nada en el mundo tiene sentido. Para el que no tiene fe en Dios, la muerte significa el dejar de existir para siempre. Su vida queda aprisionada a la materia y al tiempo, su dimensión espiritual se pierde, el propósito de la vida no puede ser trascendente, y se tiene que limitar a vivir el presente, sin perspectiva de eternidad, y como dice San Pablo: “Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.” La vida se convierte en algo efímero y banal, en la que normalmente impera la ley de la selva, y un hombre es un lobo para otro hombre.


5. ¿Crees posible que Dios use el sufrimiento para enseñarnos algo o hacernos mejores personas? Puedes consultar: 1ª Corintios 1:4; Hebreos 12; Santiago 1: 2-4 y 2ª Corintios 12: 7-9; 4:7, 16-18.


Como ya hemos dicho anteriormente, el sufrimiento es causado por el pecado, y éste por una equivocada elección del hombre en el ejercicio de su libertad. Dios no desea que ninguna ser humano sufra, pero una vez que el mal apareció en el mundo, Dios, que podía haberlo suprimido, prefirió, en su infinita sabiduría y bondad, usarlo para obtener bienes mayores y mostrar al universo su justicia, bondad y misericordia.


Creo que el sufrimiento cuando se asume y acepta como una “medicina” necesaria permitida por Dios para prepararnos y hacernos idóneos para su reino celestial, nos va convirtiendo en mejores personas. El cristiano debe creer que todo lo que le ocurre redunda en bien para él, y también en lo que dice Pablo en 2 Corintios 12:10: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”


En mi opinión, C.S. Lewis está acertado cuando dice algo así como lo que intento, buenamente, parafrasear a continuación:“Somos como bloques de piedra que el Escultor (Dios) va modelando hasta lograr que su forma sea totalmente humana (o cristiana, diría yo). Los golpes de su cincel que tanto nos hieren o nos duelen, también nos van haciendo perfectos.”


6. Podrías realizar un comentario personal a las frases:


El sufrimiento de Cristo me libera de mi propio sufrimiento


Cristo me ha librado de la esclavitud del pecado, y del sentimiento de culpa al perdonarme todos los pecados pasados, presentes y futuros. Me ha dado la paz espiritual al confiar que he sido declarado justo ante Dios por su sangre y sufrimiento en su muerte en la cruz. Me ha convertido en una nueva criatura. Ahora debo crecer en Cristo y morir totalmente al yo, al hombre viejo. Me da la vida eterna, por tanto me libera del sufrimiento de la muerte como paga del pecado. Aunque nadie está exento de todo tipo de sufrimiento, el que nos corresponda, se debe asumir con fe creyendo que redundará, a la larga, en bien, por la misericordia de Dios.


El sufrimiento de Cristo transfigura y da sentido a mi propio sufrimiento


El sufrimiento de Cristo me enseña que el pecado es la causa del mismo, porque si el sufrió tanto fue porque llevó en la cruz la carga de nuestros pecados. En cierto modo da sentido a mi sufrimiento, porque me aclara el origen del mismo.


Cristo me acompaña en mis sufrimientos y los comparte


Sí, ciertamente. Cristo nos dio ejemplo de cómo sobrellevar los sufrimientos, permaneciendo obediente al Padre hasta el último momento. “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.” (Hebreos 5:8,9)


Sólo el Dios sufriente puede ayudar (D. Bonhoeffer)


Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15; ver también 2:18)


Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” (Hebreos 2:10)


Dios no sólo nos comprende sino que también es poderoso para ayudarnos si fuera su voluntad.


7. La autora dice que el sufrimiento es un misterio, pero si leemos Génesis 3 y Apocalipsis 21, parece que la Biblia da una respuesta más directa ¿qué destacarías de ella?


En mi opinión, el misterio está, en primer lugar, en lo inexplicable que resulta para la mente humana imaginar que un ángel de luz como Lucifer, criatura creada por Dios, conviviendo con Dios en el cielo, experimentase en su corazón el deseo de ser como su Creador (Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:12-19), y llegase a encabezar una rebelión en el cielo, arrastrando a una tercera parte de los ángeles en su caída (Apocalipsis 12:4).


En segundo lugar, si el surgimiento del mal en el cielo nos resulta inimaginable, incomprensible y tremendamente misterioso, algo similar nos sucede con la caída de Adán y Eva, cediendo a la tentación de comer del único árbol del que no debían hacerlo so pena de muerte espiritual y física. Aunque el misterio subsiste, ahora nuestra sorpresa se amortigua, porque si la primera semilla del pecado se formó en el cielo, no nos extraña tanto que también se extendiese al planeta tierra.


El problema del mal y del sufrimiento se resuelve mejor en el marco de la existencia de Dios y mediante el conocimiento de la información revelada por Dios en la Biblia. El sentido inexplicable del sufrimiento en la visión atea y profana del mundo, deja de serlo para el cristiano, pues es contemplado como una consecuencia natural y lógica del pecado del hombre. El auténtico mal es el pecado y de él dimana todo sufrimiento.


Dios, como no puede ser de otra forma, no fue sorprendido por el nacimiento del mal en el universo, sino que lo permitió para que fuera conocida la verdadera naturaleza del mismo, y las consecuencias que se producirían cuando las criaturas se rebelasen y separasen de su Creador, poniendo en duda su infinita sabiduría, misericordia y bondad. Una vez que se ha hecho evidente, la perversidad de las criaturas que se rebelan contra su gobierno, Dios, ha demostrado su amor y misericordia al universo entero cuando vino al mundo en la persona de su Hijo, El Cristo, quien, despojado de su gloria, se humilló al máximo, hasta la muerte en la cruz por nosotros.


Una vez que el magnifico plan de salvación de Dios sea culminado, se habrá convertido la entrada del mal en gloria para Dios. El mal será extirpado del universo para siempre y ya no existirá más. Todos los que acepten al Salvador, compartirán su gloria por la eternidad. “...Dios morará con ellos..., y “(4) Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:3, 4).


8. A qué tipos de sufrimiento deberíamos responder con actitudes de:

paciencia

resignación

lucha

compasión


Primero de todo, necesitamos saber si nos referimos al sufrimiento en primera persona o por el contrario se trata del sufrimiento de terceras personas. O sea una cosa es nuestra actitud ante el sufrimiento de los demás, incluyendo personas cercanas y lejanas, y otra muy distinta es nuestra respuesta al sufrimiento que afecta directamente a nuestra persona, ya sea por padecer enfermedades, ciertas discapacidades, disfunciones de procesos vitales del cuerpo, etc. o bien sufrimiento psíquico por soledad, falta de amigos, no ser amado por su pareja, muerte de familiares cercanos o amigos, etc.


La paciencia es un buen comodín para toda clase de sufrimientos, pues nos puede ayudar a sobrellevar tanto los nuestros como los de los otros, especialmente cuando tenemos que convivir con personas con escasa salud con diferentes enfermedades crónicas o discapacidades.


Ante la muerte de seres queridos, o enfermedades incurables crónicas de uno mismo, serían adecuadas la resignación mezclada siempre con la fe y la virtud de la esperanza en las promesas y poder de Dios de resucitar a los muertos y de sanar las enfermedades.


Si nos enfrentamos a una enfermedad incurable o de difícil tratamiento como el cáncer es necesario espíritu de lucha, no dejarse acobardar jamás. Igualmente si nos enfrentamos a una depresión, etc. Siempre deberíamos evitar sentir compasión de nosotros mismos.


En cualquier caso de sufrimiento, ya sea nuestro o de los demás, el mejor bálsamo, la mejor medicina es el amor y la paciencia. La mejor respuesta ante el sufrimiento de los demás es demostrar empatía, identificarse con sus sentimientos y sufrimientos. Tratar siempre de comprender, y sobre todo amar siempre al otro.


Conclusión.


Hemos comprobado que Dios no nos ha abandonado a nuestra suerte, sino que Él mantiene el control de este mundo. Él ha intervenido en este planeta, desde el primer momento de su creación, se ha revelado a sí mismo, por su Hijo Jesucristo, y sigue llamándonos a hacer su voluntad mediante su Palabra, la Biblia. El problema del sufrimiento tiene explicación ante la luz de su Revelación. Las causas del sufrimiento son múltiples, pero el origen del mismo fue el pecado del hombre. Dios ha establecido un Plan para redimir o rescatar a la humanidad doliente mediante la vida, muerte y resurrección de Cristo (Véase Apocalipsis 7:9-17).


4. Cómo acompañar al doliente” es el título de la cuarta y última sesión de este ciclo (Dios y nuestro sufrimiento: de Job a C.S. Lewis), y trata de enfocar de una manera práctica el problema del sufrimiento. En el siguiente artículo, con el citado título, intentaremos también presentar nuestro punto de vista como en los anteriores ensayos de este ciclo.




Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts@gmail.com


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